LAS MAR EN CALI, SEDE DE LA COP16

 

Nuestras hermanas de toda la congregación, de alguna manera, supieron que Cali era la sede de la COP16, un espacio para promover la cooperación internacional, proteger los ecosistemas y detener la pérdida de biodiversidad.

Así que Cali se preparó lo mejor que pudo. En dos zonas se realizaron la mayoría de los eventos:

La zona azul, gestionada por la ONU, fue el espacio destinado a conferencias y negociaciones, donde estuvieron los jefes de Estado y otras personas importantes. A esa zona solo tenían acceso los acreditados oficialmente.

La zona verde, situada en el centro de Cali, incluyó el Bulevar del Río, a una cuadra de nuestro Convento de la Merced, y se extendía hasta la plazoleta de la Gobernación. Este espacio fue de acceso público y su objetivo era facilitar el intercambio de conocimientos y experiencias. Fue la zona que pudimos visitar.

Éramos parte de la zona verde.


NUESTRA EXPERIENCIA
Estuvimos atentas a todo lo que pasaba con este acontecimiento de interés mundial. Salíamos a visitar nuestra zona, zona del pueblo, zona de todos. Era hermosa, llena de casetas ecológicas donde había de todo: artesanías, miel, productos de la selva amazónica, entre otros. Todo el mundo estaba allí, negros, blancos, indígenas, campesinos, hombres, mujeres, pobres y ricos.

Algo que nos gustó mucho fue que no quitaron a los vendedores informales. Seguían en sus puestos vendiendo chontaduros, jugo de caña, frutas… ¡y los precios no cambiaron! La gente se admiraba de lo barato. Había personas de todas partes del mundo.

Por toda la ciudad se habilitaron escenarios: bancos, teatros, bibliotecas, colegios, universidades y lugares al aire libre. Se ofrecían charlas, exposiciones, documentales y espectáculos relacionados con el cuidado de la casa común, todos gratuitos. También hubo grupos musicales y de danza.

¿Y nosotras qué? ¿Solo disfrutamos de lo que se ofrecía? ¡De ninguna manera! Estuvimos muy vinculadas con varias acciones:

Preparación de nuestras instalaciones: pintamos la fachada del convento e iglesias, y mantuvimos nuestras puertas abiertas todo el día durante las dos semanas del evento.
Carteles informativos: colocamos explicaciones de lo más importante en las iglesias, en español y en inglés, con la ayuda de Wadith Neira y Alicia León. Los visitantes sacaban fotos de los carteles y recorrían las iglesias con ellas.
Atención al público: además de un vigilante, siempre había una hermana para cuidar y atender a quienes llegaban.


DESTACADOS
La alcaldía organizó un mapping sobre los muros del convento, que fueron usados como pantalla para las proyecciones. Esto se realizaba desde las 6:30 p. m. hasta las 10:00 p. m., con repeticiones cada media hora. Era realmente hermoso.

En nuestro Museo de Arte Religioso se presentó una exposición temporal organizada por Alejandro Castaño, director del museo, y Oriana Borrero Alzate, titulada «Integrar ciencia y fe». Esta muestra estaba dedicada a nuestra hermana Olivia Quintero Valencia, quien, además de religiosa y misionera, fue taxidermista, apicultora y amante de la naturaleza.

La exposición surgió como parte del trabajo de grado de Oriana, una joven estudiante de Historia en la Universidad del Valle, quien presentó su investigación en la COP16. Además de la muestra, hubo dos conferencias sobre la vida de la hermana Olivia, una en La Merced y otra en la Universidad del Valle.


ENCUENTROS ESPECIALES
Durante la COP16 tuvimos el gusto de recibir visitas importantes, como:

Monseñor Paolo Rudelli, Nuncio Apostólico.
El presidente de Haití, Leslie Voltaire.
Monseñor Juan Carlos Barreto, obispo de Soacha.
Padre Cyrillus Swinne, con quien trabajamos en Barranquilla.
También acogimos a conferencistas como Margarita Gómez Sarmiento, sobrina de la hermana Elsa, quien dio una charla sobre cambio climático, y Lina Cedano, del movimiento Laudato Sí, quien dirigió un cine foro sobre La Carta.


REFLEXIONES
Cada día agradecíamos al Señor por lo que veíamos: la alegría de la gente, la amabilidad de la policía, el deseo de cuidar la casa común y la acogida hacia los campesinos e indígenas del Amazonas. Fue una experiencia que nos hizo sentir que sí podemos vivir como hermanos.

Nosotras, como MAR, nos sentimos felices de abrir nuestras puertas y acoger a quienes llegaban con curiosidad, a rezar, o a compartir sus preocupaciones. Porque, al final, no solo mostramos la iglesia más antigua de Cali, sino también nuestro compromiso con este proyecto de ciudad.

Comunidad MAR, Cali.