¡La vida nos trae muchas sorpresas!

Desde Granada les comparto un poco de mi experiencia en la recepción del colegio Nuestra Señora de la Consolación.

Cada día es un don de Dios, que comienza a partir de las  8:00 de la mañana, recibiendo a los profesores del colegio con alegría para comenzar una buena jornada.

A las 8:30 am la Directora Genoveva Bueno mar,  dirige la oración de la Eso (secundaria) desde la megafonía; realiza  una introducción  para empezar el día bajo la protección de nuestro Padre Dios, posteriormente  alguno de los alumnos realiza una oración en forma de acción de gracias, ya sea por algún motivo especial del día si es que se celebra algo, o pidiendo también la gracia y la misericordia de Dios para cada una de sus vidas.

Después  continuamoscon la oración de primaria y se inicia a las 9:00 am que   puede ser entre dos alumnos;   esto depende de los profesores. Uno de los objetivos de esta oración es que los niños aprendan a hacer oración y a agradecer a Dios por todos los dones que reciben cada día.

Estar en la recepción implica mucha responsabilidad durante la jornada y cada una de ella es inolvidable;  suelen ocurrir durante el día varias cosillas que uno no lo esperaba. Algunas de las cosas que realizamos en la recepción son: atender: las llamadas, a los padres de familia, a los alumnos, sacar las fotocopias. Algo muy importante que se necesita es la escucha hacia las personas que se acercan a la recepción, estando simplemente con ellas y recibirlas con una gran sonrisa.

Lo que más me ha llamado la atención es que los niños bajan a portería a pedir materiales pero lo que necesitan en realidad es simplemente hablar y compartir; en esos minutos es donde pueden desahogarse y donde Dios me utiliza como instrumento para acogerlos con amor.

Solo me queda decir, gracias Señor por tantas experiencias vividas en el poquito tiempo que llevo en el colegio Nuestra Señora de la Consolación, de la Chana – Granada. Mi corazón se llena de regocijo y de mucha satisfacción, pues Dios siempre es más grande que nuestros esfuerzos.  Esta experiencia me hace consciente de estar enredada en una aventura donde  puedo saborear el amor de Dios y me lleva a reconocer que el aprendiz lo ignora casi todo;  no podemos pretender apresar el amor, sino servirlo con humildad y abnegación.

Termino con esta frase del evangelio de Mateo 20,28:“Así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos”

Juana Maricela Hernández Tzunún, mar

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