Campamento Familia Misionera Monteagudo

El título de este sencillo escrito fue el lema del campamento que se llevó a cabo los días 02-12 de julio en las instalaciones colaterales a la casa Madre de las Misioneras Agustinas Recoletas, ubicada en Navarra-España.

Aunque la mirada se enfoca en estos intensos diez días, el servicio y trabajo con ilusión llevado a cabo por las distintas hermanas MAR y por los monitores que apoyan en el grupo de Infancia Misionera de Granada empieza desde muchos meses antes.

Tras la organización de todo, el campamento inició con el viaje que abarcaba la geografía de sur a norte de España. Entre los viajeros, personas de Almería, Las Gabias-Granada, La Chana-Granada y tras nuestro paso por Madrid, chicos y chicas de ahí; a nuestra llegada a Monteagudo nos esperaban chicos provenientes de Zaragoza. En total alrededor de 45 participantes, más las hermanas religiosas y monitores. La belleza de la interculturalidad era evidente: cultura china, europea y latinoamericana.

Con el lema “La aventura del corazón inquieto” los temas, veladas nocturnas y oraciones giraban en torno a la vida de San Agustín, distribuida por las ciudades más significativas desde su nacimiento hasta su muerte; tales temas fueron: Tagaste, Madaura, Cartago, Milán, Casiciaco, Hipona y la figura de San Agustín en la actualidad, donde conocimos a las comunidades que viven el carisma del corazón inquieto.

Entre las distintas actividades que se llevaron a cabo, resaltamos: talleres de manualidades (baile, arcilla, juegos de mesa), juegos de agua en la piscina, Gymkana por el pueblo de Monteagudo, Merienda MAR donde compartimos el modo en que vivimos la aventura de corazones inquietos, la jornada deportiva con nuestros hermanos agustinos recoletos en la casa del Noviciado y la tienda misionera que con mucha ilusión era atendida por los chicos colaboradores.

Sin duda alguna es hermoso vivir esta experiencia de encuentro y cercanía con todos los participantes, agradecemos a Dios su presencia fiel y el don del Espíritu Santo que nos ha precedido; del mismo modo nos encomendamos a Él para mejorar todo aquello en lo que podemos servirle más y mejor. Que él bendiga a todos los que hemos recibido la alegría de servirle en los chicos y chicas que han participado y ¡hasta el próximo campamento de Familia misionera Monteagudo!.

Brenda Ovalle Hernández, mar