La inquietud vocacional existe en cada persona, porque es Dios quien llama y la iniciativa viene de Él. En los adolescentes y jóvenes surgen con frecuencia inquietudes internas, las que les lleva a preguntarse, quienes son y que quieren ser en la vida,  son inquietudes que los llevan a buscar una identidad y una horizonte para su vida, ya sea que busquen una profesión o un lugar donde realizarse como persona, como Varón o como mujer, por eso la importancia de acompañarlos, de acercarnos a ellos, de caminar junto a ellos, de escucharlos donde sienta nuestro apoyo y compañía, es importante para ellos encontrar a alguien en con quien compartir sus inquietudes y con quien confiar.

El Espíritu del Señor sopla donde quiere, y esta ha sido la experiencia de caminar junto a los jóvenes en la caminata al Santuario de Guadalupe con el lema “Modo Búsqueda “de la semana vocacional de la diócesis de Bogotá llevada a cabo el día 17 de octubre de este año.

Se trabajó en esta experiencia sobre las cuatro verdades de “Christus Vivit “

Dios te ama.

Cristo te salva.

Él vive.

El Espíritu da vida.

En cada uno de los temas, se percibió experiencias fuertes en los jóvenes, especialmente en aquellos que se encuentran, mas sensibles a la escucha de la voz del Señor, él se vale de todas estas experiencias para poder llamarlos y acercarlos a él.

percibí en el grupo que pude acompañar aquellas interrogantes que plantea el papa Francisco en Christus Vivit  285

«Cuando buscamos discernir nuestra propia vocación, hay ciertas preguntas que debemos hacer. No debemos empezar preguntándonos dónde podríamos ganar más dinero, o alcanzar mayor reconocimiento y estatus social. Ni tampoco preguntando qué tipo de trabajo nos agradaría más. Si no queremos ir por mal camino, necesitamos un punto de partida diferente. Tenemos que preguntarnos: ¿Me conozco a mí mismo, al margen de mis ilusiones y emociones? ¿Sé qué es lo que alegra o entristece mi corazón? ¿Cuáles son mis puntos fuertes y débiles? Estas preguntas dan lugar inmediatamente a otras: ¿Cómo puedo servir mejor a la gente y ser más útil a nuestro mundo y a la Iglesia? ¿Cuál es mi verdadero lugar en este mundo? ¿Qué puedo ofrecer a la sociedad? A continuación, surgen preguntas aún más realistas: ¿Tengo las capacidades necesarias para ofrecer este tipo de servicio? ¿Podría desarrollar esas capacidades?».

Estas inquietudes fueron palpables en los jóvenes a la hora de compartir cada momento, sentía que el Señor se hace presente y sigue moviendo corazones para que lo sigan, manifestaban que el Señor los llama  para su servicio, en las diferentes opciones de vida como cristianos,  unos creen que están llamados a la vida de matrimonial, y que desde ahí pueden ser verdaderos  testigos del Señor, otros que no descartaban la posibilidad de ser sacerdotes,  consagrados o consagradas, pues se encuentran en esa búsqueda, de encontrar el verdadero camino que el Señor quiere para ellos, les hace falta conocer  sobre las comunidades religiosas, o mejor, nos hace falta darnos a conocer, nuestra espiritualidad, nuestro carisma, en general  a todas las congregaciones, hay muchos jóvenes que no saben que es la vida religiosa, por tanto es un desafío para la iglesia, en los jóvenes hay inquietud de buscar lo que Dios quiere para ellos. Dentro del compartir en el camino, fueron saliendo las debilidades humanas, las carencias afectivas, entre otras, que se fueron manifestando y los pude acompañar, con el dialogo y la escucha, caminando juntos. Esta experiencia me invita a estar atenta a las vivencias mías y a la de los jóvenes, ahí también se hace presente el Señor y me confirma a lo que he sido llamada: ser compañera de camino. en esta ocasión de los jóvenes, pero en el día a día, a ser compañera de mis hermanas de comunidad y de las personas con quienes me relaciono a diario.

 Puedo decir que nuestra madre la Virgen María se vale de todas las oportunidades para acercarnos a su Hijo Jesús, siendo él el camino la verdad y la vida.

Que Nuestra Señora de la Consolación nos guíe para seguir siendo fieles al llamado y a la Misión que nos ha encomendado.

COMUNIDAD DEL NOVICIADO