Les comparto un poco de mi llegada a Cochabamba, Perú, el pasado 15 de septiembre del presente año.  Para mí ha sido una gracia y gratitud por estar ya en esta misión encomendada.Estaba emocionada, incluso estando en el autobús le preguntaba a la Hermana Elisa Beltrán, si ese pueblo era Cochabamba, me dijo que sí.Es un pueblo pequeño pero la gente es muy cercana. Al llegar, ya nos estaba esperando el Padre Noé Fustamente, párroco de San Bartolomé, con algunos niños siempre tan allegados al corazón de las personas.

Al llegar a la casa fue una gran bendición para mí y me sentí muy emocionada pues me parecía increíble; gracias Jesús porque me sigues llamando y ¡AQUÍ ESTOY SEÑOR PARA HACER TU VOLUNTAD!

Posteriormente, el padre nos invitó a la adoración al santísimo porque era un jueves, día vocacional, para dar gracias a Dios por la vida, la vocación y para decirle SI al Señor.

También me esperaban algunas familias con los brazos abiertos, con mucha alegría me dieron la bienvenida; sentí esa gratitud en mi corazón. Estoy agradecida con cada uno de ellos, por su acogida.

Estando ya dentro pensé: “esta va ser mi nueva casa  en donde voy a compartir mis experiencias, como MAR; me doy cuenta de que Jesús abre sus brazos para que caminemos cada vez más allá a la luz de su Palabra, reconociendo, en esencia, que Dios pide todo mi corazón.”

 

Juana Maricela Hernández Tzunún, mar