CINCUENTA AÑOS DE AMISTAD

 

Desde muy temprano  las hermanas de la comunidad de la ciudad de México nos alistamos para salir rumbo a Querétaro. El motivo era el festejar juntas las dos comunidades de Misioneras Agustinas Recoletas, los cincuenta años de vida religiosa de nuestra hermana Carmen Arbilla.

Todas las personas que asistieron al templo del Señor de la amistad, le habían preparado una sorpresa; una Eucaristía en acción de gracias por la fidelidad de Dios en la vida de nuestra hermana como religiosa, celebró el párroco Manuel Antonio, agustino recoleto, junto con cuatro sacerdotes más. Fue muy emotivo ver a tantas personas que compartían esta celebración. Al final de la celebración eucarística, el padre Manuel Antonio pidió que la hermana Carmen dirigiera unas palabras a todos los congregados. Ella compartió su inmenso gozo por tantos detalles que había recibido en su vida como religiosa, agradeció la entrega de todos para organizar la fiesta, pero ante todo invitó a serles fieles a Dios en todo momento, no importa el estado de vida al que hemos sido llamados, sino la fidelidad y amor a Dios.Al finalizar, salimos hacia el patio para escuchar algunas canciones dedicadas a Carmen, cantadas por la hermanas Guerrero que pertenecen a la comunidad de esta iglesia, ellas le cantaron las tradicionales mañanitas que se interpretan en México en cada celebración de cumpleaños.

En poco tiempo todas las personas desde los más pequeños hasta los abuelos se congregaron para cantar todos juntos. Más dimos paso a un momento de compartir una cena que toda la comunidad de fieles junto con las hermanas de Querétaro habían preparado; los catequistas junto con los jóvenes JAR, se encargaron de servir los alimentos y también el rico pastel (tarta enorme), la hermana Sandra Maldonado se dispuso a la repartición de éste. Las sorpresas no habían terminado, por el portón del patio hizo su entrada el mariachi “MÚSCIA JOVEN”, con formado por jóvenes que alegraron más la fiesta con la música mexicana que tanto disfruta la hermana Carmen. Chicos y grandes cantaron a una voz, incluso tocaron un paso doble, en la que nuestra hermana se dispuso a bailar en compañía de uno de los catequistas.

El padre Ramón Jiménez, también dirigió unas palabras de cercanía a nuestra hermana deseándole otros cincuenta años de gozo y servicio a Dios en los hermanos más pequeños de esa comunidad de Lomas de Casa Blanca.

Eran cerca de las once de la noche cuando terminó la fiesta, y muchos se quedaron para ayudar en el aseo del lugar, no importó las pequeñas gotas de lluvia que iniciaban su caída.

La hermana Carmen volvió a agradecerle a todos ese gran regalo de unión y fraternidad, y nosostras le damos gracias a Dios por el don de la vida de nuestra hermana, que con su oración, testimonio y coherencia de vida, no anima a seguir siendo fieles al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.