Le doy gracias a Dios por haber culminado los estudios  de ciencias religiosas en la Facultad de Teología de Granada.

Ha sido un tiempo de gracia, donde una vez más experimenté el amor de un Dios eterno, un Dios que permanece y ensancha el corazón del ser humano y también, descubrí  a un Dios que siempre se está dando.

La cercanía de Dios ha calado en mi historia y experiencia personal pero sin quedarme en ellos, sino profundizando en las herramientas teológicas brindadas que siempre iluminarán mi  vocación y vida consagrada.

Cabe resaltar que sólo el amor de un Dios misericordioso puede abarcar todas las dimensiones del ser humano; un Dios que no pone condiciones que, simplemente pasa por la vida y va transformando lo que toca y te invita a acoger esta gracia desbordante.

Con el correr del tiempo he ido profundizando de la entrañabilidad de un Dios que sale a mi encuentro y por medio de su presencia voy dando razón de su amor hacia mí.

Soy consciente de que para Dios no hay tiempo ni lugar, porque su amor es trascendente, inmanente y eficaz, que aunque no lo podemos ver, es un Misterio que se va descubriendo. Por ende, “Dios no pone condiciones para querernos, Él solo quiere querernos, no puede dejar de querernos”.

Agradezco el paso de Dios y la convivencia con cada una de las personas que se han cruzado en  mi vida, desde los profesores, compañeros, trabajadores y personal de servicio.  En ellos, no sólo descubrí a un Dios cercano que se da y desborda de amor por mí, sino que sale al encuentro de quien lo busca y llena de plenitud la vida humana,  recreando la comunión con Él.  También agradezco de manera especial a la congregación por esta oportunidad que me brinda de seguir formándonos.

Santa Isabel Mojica, MAR