RETIROS MAR 2024, COLOMBIA
Entre el 29 de julio hasta el 2 de agosto las hermanas de Colombia tuvimos la oportunidad de realizar nuestros retiros anuales. Nos reunimos 22 hermanas en el Desierto de la Candelaria, justo en la Posada san Agustín, lugar de nuestros padres agustinos recoletos.
Salimos de la casa san Agustín, Bogotá, el domingo 28 de julio después del almuerzo. En el encuentro nos encontramos las hermanas del colegio de Cali, el limonar, Yopal, las de la casa de san Agustín y las del convento de la Merced, justo este último fue el grupo más numeroso, 9 hermanas.
Cuando llegamos estaba oscuro, no podíamos disfrutar del paisaje, ni de la amplitud y hermosura del convento, tampoco de la Posada San Agustín, donde nos íbamos a hospedar. Nos esperaba la comida y el descanso. Nos dieron algunas indicaciones y nos retiramos.
Al día siguiente pudimos admirarlo todo. Después del desayuno, nos esperaba el padre Héctor Manuel Calderón, maestro de novicios, quien después de su saludo fraterno y cariñoso, nos recordó el horario, incluyendo la Eucaristía, el rezo de las horas y del rosario.
Comenzó con unas preguntas: ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Qué buscas? ¿Quién dice que soy yo? ¿Quieres sanarte?… Todas con la cita bíblica y la correspondiente reflexión e interpelación.
Los temas fundamentales fueron sobre la interioridad y la compasión, la necesidad de entrar dentro de nosotras mismas y de conocernos… Decía s. Agustín: “Conózcame a mí, conócete a ti”. El entrar en nuestro interior, implica conocernos, descubrirnos pecadores; pero a la vez, descubrir que es el Señor quien habita en nuestro interior, nos mira con amor, con misericordia, ofreciéndonos su perdón.
Para vivir la interioridad, se necesita un proceso de reflexión cuidadoso. Vimos los peligros de una vida consagrada, sin interioridad; con la parábola del Padre Misericordioso, profundizamos en la compasión, siendo conscientes de que nuestro Dios es misericordioso y ha sido misericordioso con cada una de nosotras; y eso precisamente nos compromete a ser compasivas con nuestras hermanas, y a tener compasión con nosotras mismas.
Todos los días tuvimos momentos muy especiales de encuentro con las hermanas para compartir algo de nosotras mismas. Cada una escogía una hermana, sin imposición, pero cambiando siempre de pareja. En un momento fue: tú oras por tu hermana, y tu hermana ora por ti. En voz audible, sin molestar a las demás.
Todas quedamos muy contentas y sentíamos el amor y compasión del Padre misericordioso, a través del padre Héctor Manuel.
Nuevamente, gracias a Dios, a la congregación, a cada comunidad y a las hermanas que tuvieron que quedarse en casa. De igual forma, gracias al padre Héctor Manuel, por su tiempo, por su esfuerzo por llegar a todas, por ese deseo de que sus hermanas sean unas verdaderas misioneras, agustinas, recoletas, que vivan plenas y felices en su entrega.
Para que revivan con nosotras la grandeza del encuentro, comparto algunos escritos o poesías de las hermanas:
Contigo
Contigo Señor, mi vida tiene sentido.
Contigo Señor, caminaré por tus caminos.
Contigo Señor, tengo vida verdadera.
Contigo Señor, la cruz es más llevadera.
Contigo Señor, ya no estoy en soledad.
Contigo Señor, puedo perder mis miedos.
Contigo Señor, me siento perdonada.
Contigo Señor, puedo amarme y conocerme.
Contigo Señor, todo es don, todo es regalo.
Contigo Señor, voy al árido desierto.
Contigo Señor, volveré a la montaña.
Contigo Señor, olvidaré mis apegos.
Contigo Señor, iré a dónde tú quieras.
Contigo Señor, entraré en mi corazón
Contigo, Señor, siempre contigo.
Comunidad de la Merced, Colombia.