En los días  30 de marzo al  04 de abril la  hermana Jacira Bhering  fue invitada por Fray Fabián Martin Gómez, promotor vocacional da provincia San Nicolas de Tolentino a la misión. Esta misión  es un compromiso de los frailes para atender la Sierra Gorda de Querétaro. A las 9 de mañana se reunieron todos en el seminario Pio XI  y de allí se distribuyeran en los carros y subieron a la sierra! Estaba yo  llena de ilusión para conocer un poquito más sobre México y toda su gente y cultura y además tener una experiencia misionera.

Los jóvenes que allí estaban también se veían muy ilusionados, contentos y hablaban todo el tiempo, a pesar de que ya eran su cuarto año consecutivo de visita a la sierra. A las 11:00 llegaron a Pinal de Amoles (el pueblo central donde está la parroquia San José) y al su alrededor 50 comunidades o capillas. Después del almuerzo cada cual se dirigió para su respectiva comunidad. A las 4 de la tarde llega un señor que buscaba a la misionera que se iba quedar en Derramadero. Subí al carro sin preguntar si realmente aquella persona me iba llevar realmente a dicha comunidad.

Después de un tiempo no muy largo llegamos a la comunidad. Algunas personas del grupo ya me aguardaban y poco a poco se fue juntando el grupo…Después me fui dando cuenta de que eran los equipos de liturgia de la semana santa que aguardaban mi llegada para preparar juntos las celebraciones… Enseguida me presenté  y ya empezamos a hablar sobre lo que iba a pasar en esta semana santa. Al terminar la reunión hablamos también de las visitas a las familias que se dividieron entre varios grupos y cada cual quedó con una parte. Yo, juntamente con una señora, subimos a la Sierra para visitar e invitar a todas las familias para las celebraciones, ya que ellos no tuvieron nada en el año anterior debido la pandemia. Ellos felices decían: ¡Bendito sea Dios que nos envió una misionera para ayudarnos en estos días!

Al terminar todo esto me llevaron a la casa donde me iba a quedar; acomodé mis cosas. ¡Estas experiencias son únicas e irrepetibles! Es literalmente “ir a donde nos envía el Señor “.  “Entrar en casa, desear la paz, comer de lo que te ofrecen, bañarse con el agua que se tiene, escuchar, ser presencia de paz, de vida, alegría y, sobre todo, anunciar con nuestro propio ser, la alegría del evangelio…La gente muy sufrida! Sobre todo, las mujeres! Atendí verdaderas confesiones…Lo peor de todo esto  es cuando llega el día de regreso! Las personas se apegan al misionero y no lo quieren soltar. ¡Bendito sea Dios que nos regala estos espacios para compartir la vida!, para hacer “visible la presencia de Jesús. Estoy muy agradecida a Dios por todos los que me proporcionaron estos momentos fuertes que van  fortaleciendo nuestra vocación de misionera agustina recoleta.

Hna. Jacira Bhering