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CIRCULAR DE CUARESMA

CIRCULAR DE CUARESMA

Unos ocho días después de decir esto, Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y subió a la montaña para orar (Lc 9,28).

A TODAS LAS HERMANAS DE LA CONGREGACIÓN

El Papa Francisco invitó en su mensaje para la Cuaresma a contemplar el pasaje de la Transfiguración del Señor, que se proclama el segundo domingo.

En este tiempo litúrgico el Señor nos toma consigo y nos lleva a un lugar apartado. Es una invitación clara, en medio de nuestros compromisos y nuestra cotidianidad a vivir un tiempo más fuerte de rumia de la Palabra y de encuentro con el Señor. En Cuaresma, dirá el papa Francisco, se nos invita a “subir a un monte elevado” junto con Jesús, para vivir con el pueblo santo de Dios una experiencia particular de ascesis”.

Subir a un monte elevado sería lo mismo que retirarnos al desierto; en concreto, al desierto de nuestro corazón y allí vivir la espiritualidad del desierto, la ascesis cuaresmal que se nos propone.

Vamos a celebrar el acontecimiento pascual y junto a él, como una prolongación del mismo, el capítulo general que debe ser también un acontecimiento pascual, tanto en cuanto, cada una de nosotras, dispongamos nuestro corazón para despojarnos de todo aquello que nos impide ver y aceptar la voluntad de Dios. El capítulo general tiene que ser para cada una de nosotras una verdadera transformación y resurrección de nuestros criterios humanos y una decisión fehaciente de construir la comunión, que será para nosotras la verdadera conversión que tanto necesitamos en este tiempo que estamos viviendo como congregación.

En una sociedad marcada por las prisas, la agitación y llena de palabras vacías, junto a imágenes tan agresivas y banales, y la tecnología que nos absorbe, se necesita retirarse al desierto para encontrarse consigo mismo y “construirse” por dentro. En nuestra sociedad, todo tiende a dispersarnos y sacarnos de nuestro propio centro, de nuestra interioridad, tan necesaria para encontrarnos con el Señor.

San Agustín en el sermón 205 nos da varias claves para vivir esta cuaresma que sería bueno recordar cada uno de estos días. Es un tiempo, dirá san Agustín, donde la Palabra de Dios, servida de mil formas, alimenta el corazón de quienes van a ayunar corporalmente; “pues quienes vamos a celebrar la pasión, ya cercana del Señor crucificado, nos hagamos nosotras mismas una cruz con los placeres de la carne, que han de ser domados, conforme a las palabras del Apóstol: Los que son de Jesucristo crucificaron la carne con sus pasiones y concupiscencias”.

Qué bueno, hermanas, que hagamos algunas renuncias durante esta cuaresma para que nuestra relación con el Señor sea más prolongada y más oyente de la Palabra. ¡Ayunemos de mensajes superfluos, de comentarios infundados, de consumo compulsivo de internet y redes, de tiempos perdidos en banalidades, de palabras ofensivas e indirectas, de consumismo exacerbado!

San Agustín nos remitirá a la cruz, y nos dirá:

El cristiano debe permanecer siempre pendiente de esta cruz durante toda esta vida, que transcurre en medio de tentaciones. Esta cruz, os lo repito, no dura sólo cuarenta días, sino la totalidad de esta vida, simbolizada en el número místico de estos cuarenta días.

Asumir la cruz es otra clave para vivir la Cuaresma y prepararnos para el capítulo general. Sufrimos grandes tentaciones y grandes embates del demonio que nos incita a soñar una congregación que no tiene nada que ver con la realidad que somos, pero que tenemos que acoger con misericordia y cuidarla en la totalidad de sus miembros, apoyándonos unas a otras y llevando la carga desde una oración confiada, una fraternidad fundada en el amor y una misión que acepta el sufrimiento, la decepción, el fracaso y el desprecio como parte del proyecto del seguimiento a Cristo que nos dice una vez más: “Si alguien quiere venir en pos de Mí, niéguese a  mismo, tome su cruz y que me siga (Mt 16,24).

El desierto espiritual o el subir a la montaña nos ayuda a tomar conciencia de nuestra fragilidad y también de nuestra grandeza, pues hemos sido creados a imagen de Dios. En nuestra interioridad donde Dios me habita, descubrimos y vivimos la presencia del Dios invisible, y allí nos sabemos amadas por Él. Cuando logremos este estado interior de intimidad con el Señor, ya podremos estar en medio de multitudes y del ruido y de tentaciones que nada nos alejará de la presencia de Dios y armonía con nosotras mismas. Esto producirá un efecto transformador en nuestra realidad comunitaria, tan necesitada de sanación y liberación.

Termino con estas hermosas palabras de san Agustín del sermón 205, que nos pueden ayudar a renovar nuestro amor al Señor, purificar nuestro corazón contaminado y mantenerlo bien dispuesto para acoger la voluntad de Dios en todo momento:

Vive siempre así, ¡oh cristiano!, en este mundo. Si no quieres hundir tus pasos en el fango de la tierra, no desciendas de esta cruz. Mas si esto ha de hacerse durante toda la vida, ¡con cuánto mayor motivo en estos días de cuaresma, en los que no sólo se vive, sino que se simboliza esta vida!

Feliz Cuaresma para cada una de nosotras, felices días disfrutados al calor de la Palabra y del encuentro con el Señor, feliz purificación que nos saque de nuestros criterios mundanos para hacernos mujeres nuevas que disciernen el paso del Espíritu a la luz de la Palabra y los acontecimientos que el Señor nos va presentando, sabiendo siempre que Él nos salva de toda tentación.

Nuestra Madre de Consolación nos acompañe en este itinerario de fe y experiencia cuaresmal.

Leganés, 19 de febrero de 2023

 

Nieves María Castro Pertíñez

Superiora general

 

 

JESÚS ILUMINA NUESTRA JUVENTUD

JESÚS ILUMINA NUESTRA JUVENTUD

La juventud es una etapa de suma importancia como personas, definimos nuestros valores y principios, nuestra forma de pensar y opinar, nos formamos, erramos, aprendemos… Es un pequeño pero vital momento donde todo esto marca quien seremos y cual es el camino que seguiremos.

Decidir ser jóvenes cristianos no es una decisión sencilla, es todo un reto. Vivimos en una sociedad cada vez más hostil para practicar las enseñanzas de Jesús, una sociedad que nos satura de información, de ideales y de cuestionamientos. Ser un joven cristiano es un continuo nadar contracorriente, con constantes señalamientos y desafíos. Cuesta amar de verdad, tener fe y estar al servicio de la Iglesia ante todo lo que la sociedad de hoy en día, nos ofrece.

Pero sabemos que, sin importar todas estas cosas, seguir el camino de Jesús dará un valor real a nuestra existencia; y no habrá cabida en nuestro corazón para todo aquello que mancha a los jóvenes: desolación, rechazos, adicciones o aislamientos. Siempre valdrá la pena encontrarle un sentido a nuestra vida y ser herramientas para edificar el Reino de Dios.

1 Timoteo 4, 12 “No permitas que nadie menosprecie tu juventud; antes, sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza”

Jesús vivió su juventud para poder ser ejemplo para todos nosotros, de saber que si se puede llevar una juventud santa, como Él mismo la vivió. Y una de las principales claves para lograr una juventud y vida llena de dicha, es escuchar y confiar en el Señor. Mantenernos siempre atentos a sus llamados, pues son los que nos guían en cada momento de nuestras vidas. Poner toda nuestra confianza en aquel que nos creo y que su principal deseo es que seamos felices, con una juventud que camina a su misericordia.

Confiando en el Señor, es que los jóvenes podremos enfrentar todos los desafíos de la sociedad.

Salmos 71, 5 “Porque tu eres mi esperanza; oh Señor Dios, tú eres mi confianza desde mi juventud”

Reconozcamos entonces la luz de Jesús, que aparece en la oscuridad que nos envuelve la sociedad. Una luz que nos ilumina el camino, nos sirve de ejemplo y guía para caminar en nuestra juventud y que la vuelve santa. Esa luz, que también nos es otorgada para poder iluminar la oscuridad de otros jóvenes.

Seamos luz, seamos esperanzas y seamos siempre ejemplos de amor y de santidad.

Maria Betania, JAR del Colegio Santa Rita, Maracaibo

LECTIO DIVINA- DOMINGO VII, TIEMPO ORDINARIO: 19 DE FEBRERO 2023

LECTIO DIVINA- DOMINGO VII, TIEMPO ORDINARIO: 19 DE FEBRERO 2023

Pero yo os digo…

AMBIENTACIÓN

Las exigencias del evangelio son imposibles de cumplir humanamente. ¿Quién puede perdonar al enemigo? Sólo caminando con Jesús tendremos la fuerza del Espíritu para realizar lo que Él hizo. Los cristianos ya no podemos limitarnos a vivir con la ley del talión. La ley que nos dejó Jesús en su testamento fue ésta: Esto os mando: que os améis unos a otros como Yo os he amado. A más de veinte siglos de distancia, esta ley de Jesús la tenemos los cristianos todavía sin estrenar.

LECTURAS DEL DÍA

1ª lectura: Lev. 19,1-2.17-18.        2ª lectura: 1Cor. 3,16-23

EVANGELIO

Mt. 5,38-48

Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas.

Habéis oído que se dijo: “‘Amarás a tu prójimo’ y aborrecerás a tu enemigo”. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.

REFLEXIÓN

1.- QUÉ ERA LA LEY DEL TALIÓN. Esta ley la encontramos en la Biblia como un remedio para humanizar los temibles códigos de venganza que existían entonces. Así en Dt. 19,21 se lee: »Vida por vida; ojo por ojo, diente por diente, mano por mano y pie por pie». Tú puedes hacer al otro el mismo daño que te han hecho, pero no te puedes propasar (Si te han arrancado un diente, tú no le puedes arrancar las muelas).

Hay que tener en cuenta que:

1) No existe perspectiva de vida futura.

2) No hay policías.

3) La ley era para todos, aunque fuera el hijo del rey.

4) es como la expresión del principio: no hagas a otro lo que no quisieras que te hicieran a ti.

2.-JESUS ELIMINA LA LEY DEL TALIÓN. «Habéis oído: ojo por ojo y diente por diente … pero YO OS DIGO». Aquí Jesús aparece como un nuevo Legislador. Y lo bueno es pensar que Jesús saca las leyes de su propio corazón. Nadie puede mandar el perdonar a sus enemigos si antes no lo hubiera realizado ÉL. «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Los cristianos no nos situamos ante una ley, una norma, un Código sino ante la Persona de Jesús. La norma de Jesús fue ésta: “Yo hago siempre lo que al Padre le agrada» (Jn. 8,29). La norma del cristiano debe ser ésta: “Yo hago siempre lo que agrada a Jesús». Santa Teresita hacía su examen de conciencia diario con estas palabras: ¿y Tú, Jesús, ¿estás contento de lo yo he hecho en este día?

3.- JESÚS NO SOLO ELIMINA SINO TRASCIENDE LA LEY DE TALION

Podía haber dicho: «Si te abofetean en una mejilla, tú no le respondas con otra bofetada, pero dice: Tú, preséntale la otra. Podría haber dicho: «al que te pide el manto, la ropa exterior, deja que se lo lleve». Pero le dice: «dale también la túnica, es decir, la ropa interior» Y se queda desnudo. Desnudos, sin argumentos, sin razonamientos humanos, fiándonos plenamente de Él. Jesús quiere sanar nuestras raíces de pecado. El pecado siempre nos hace daño. El obrar como Jesús siempre nos hace bien. Yo no convenceré nunca al malvado si le digo que su actitud me hace daño a mí o a otros. Pero le podré ayudar si le convenzo de que su actitud le está haciendo un daño irreparable a sí mismo… En este Domingo se nos da lo mejor del evangelio. Tal vez Nietzsche tenía más razón cuando decía: «Sólo hubo un cristiano y ése murió en la cruz.»

4. SAN AGUSTÍN COMENTA

Quien te enseñó a orar es quien presenta tu súplica, puesto que eras el reo. Salta de gozo, porque entonces será tu juez quien ahora es tu abogado. Dado que tendrás que presentar tu súplica y defender tu causa con pocas palabras, llegarás a estas: Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros las perdonamos a nuestros deudores. Dios te dice: «¿Qué me ofreces para que yo te perdone tus deudas? ¿Qué ofrenda haces, qué sacrificio de tu conciencia colocas sobre mis altares?». A continuación te enseñó qué suplicarle y qué ofrecerle. Tú pides: Perdónanos nuestras deudas; pero ¿qué le ofreces? Así como también nosotros las perdonamos a nuestros deudores. Eres deudor de aquel a quien no puedes engañar; pero también tú tienes alguien que te debe. Dios te dice: «Tú eres mi deudor; fulano es deudor tuyo; yo haré contigo, mi deudor, lo que hagas tú con el tuyo. La ofrenda que reclamo de ti es lo que has perdonado a tu deudor. Tú me pides misericordia; no seas perezoso en concederla». Presta atención a lo que dice la Escritura: Quiero misericordia antes que un sacrificio. No ofrezcas un sacrificio que no vaya acompañado de la misericordia, porque no se te perdonarán los pecados si no lo acompañas con la misericordia…

Escúchame y examínate si eres de aquellos pocos justos que pueden recitar en verdad la oración del Señor y decir con sinceridad: «Señor, perdóname, como también yo perdono». Hazlo sin engaño, sin fingir, con corazón noble, para que también en ti se haga realidad. Pues, si te pide perdón y se lo concedes a quien te hirió, a quien pecó contra ti, ya puedes decir confiado: Perdónanos nuestras deudas, así como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Pues si niegas el perdón a quien te lo suplica, te verás desoído cuando tú lo supliques. Cerraste la puerta a quien llamaba, la encontrarás cerrada cuando llames tú. Y si abres las entrañas de misericordia a quien te suplica perdón, Dios te las abrirá a ti cuando se lo pidas a él. Y ahora voy a dirigirme a aquellos que suplican el perdón a sus hermanos cristianos y no lo reciben. Si tú se lo concedes, podrás orar confiado. Mas si te lo suplica y no se lo concedes, ¿cómo puedes estar tranquilo? Seas quien seas tú que has pecado y no te han otorgado el perdón, no temas; interpela a Dios, Dios de él y tuyo. Están en medio unas deudas; ¿acaso podrá exigir el siervo las deudas que ha perdonado el Señor? (Sermón 386,1)

PREGUNTAS

1.- ¿Estoy todavía en la ley del talión? ¿Pido la pena de muerte para los que hacen el mal?

2.- ¿Abrigo en mi corazón sentimientos de ira, venganza, revancha contra los que me han hecho daño?

3.- Convencido de que esta doctrina no la puedo cumplir, ¿pido a Jesús que me ayude con su gracia?

 ESTE EVANGELIO, EN VERSO, SUENA ASÍ:

«Sabéis que también se dijo -aludiendo a la venganza-: «Saca sólo ojo por ojo y diente por diente arranca». Sin embargo, yo os digo que no os toméis la revancha contra el que os hace daño, os persigue o amenaza. Al contrario, si os pegan una fuerte bofetada en la mejilla, ponedle la otra mejilla sin falta.

Al que lucha por quitarte tu bella túnica blanca, cédele también el manto a gusto, de buena gana. Si algún soldado te fuerza para llevar una carga a lo largo de una milla, llévala dos, con gran calma.

Dale siempre al que te pide.,un favor, alguna gracia; y al que solicita un préstamo, nunca le vuelvas la espalda.

En la sociedad judía la «ley del talión» estaba vigente, al pie de la letra por todos interpretada.

(Compuso estos versos José Javier Pérez Benedí)

Fuente: https://www.iglesiaenaragon.com/domingo-7o-tiempo-ordinario-19-de-febrero-de-2023

 

COMPARTIENDO UNA TARDE

COMPARTIENDO UNA TARDE

El pasado domingo 12 de febrero, en horas de la tarde, recibimos a un grupo de teólogos agustinos recoletos y dos padres agustinos recoletos de la comunidad de las Rozas de la provincia de san Nicolás que quisieron compartir con nuestra comunidad de la curia general un espacio de recreo y oración.

Nuestra hermana Olga Lucía les mostró nuestra casa y les instruyó en los objetivos de la misma. Posteriormente se hicieron unos juegos a fin de compartir nuestras experiencias y reírnos un poco.

Degustamos una rica merienda y finalizamos con la oración de vísperas y completas.

Es hermoso, realmente, compartir los hermanos unidos. Dos comunidades fraternas masculina y femenina, del mismo carisma se pueden reunir, para hacer algo diferente. Es necesario expandir la mesa, sentarnos juntos, desconectarnos de los móviles, conversar, preguntar, conocer, ahondar en nuestras raíces a fin de que nuestra vocación tome consistencia en algo que es muy peculiar al carisma: lo comunitario. En un mundo individualista, donde cada día se impone un egoísmo exacerbado, es necesario el testimonio de la comunidad, de la vida en común, del compartir fraterno, de la sororidad para abrir espacios que den vida y nos saquen de nuestra zona de confort. Gracias hermanas y hermanos por habernos regalado esta tarde de emociones, risas y amistad.

Nieves María Castro Pertíñez

XXIX AULA AGUSTINIANA: «AFRONTAR LA VIDA CON EMOCIÓN»

XXIX AULA AGUSTINIANA: «AFRONTAR LA VIDA CON EMOCIÓN»

PALABRAS DE APERTURA

¡Buenos días! Saludos cordiales para todos.

Agradezco a Dios esta oportunidad de encuentro en esta vigesimonovena (XXIX) Aula Agustiniana de Educación.

Agradezco a los organizadores el poder propiciar espacios de reflexión y comunión en torno a temas que nos afectan e interesan a todos, desde el prisma de la escuela agustiniana.

Gracias al personal directivo de cada institución que con esmero y cariño ha preparado el camino para que sus docentes participen en esta Aula; gracias, sobre todo, a la presencia de tantos docentes que estos dos días nos reunimos para compartir juntos esta hermosa aventura de educar desde el amor.

Como bien sabemos, el Aula Agustiniana de Educación nació en 1994 a iniciativa de la comisión de educación de la Federación Agustiniana Española (FAE).

Desde entonces, cada año, se han reunido cientos de profesores de colegios agustinianos de toda España para aprender, compartir e ilusionarse juntos.

Este año queremos dar un paso más. Queremos salir de aquí emocionados, apasionados por el desafío que nos brinda educar, “afrontando la vida con emoción”.

“Afrontar la vida con emoción” es el lema de nuestra Aula Agustiniana 2023. ¿No nos parece un título muy sugestivo y evocador? ¿No nos introduce a todos en una aventura sorprendente? ¿Y por qué afrontar la vida? ¿Y por qué desde la emoción?

Afrontar la vida nos remite siempre a un contexto y a un presente.

Hemos vivido dos años de pandemia que nos cambiaron muchos esquemas mentales a nivel personal, educacional y social en función de adaptarnos a nuevas situaciones y a una nueva forma de educar. Años que nos separaron físicamente de nuestros alumnos y compañeros de trabajo, nos separaron de la presencialidad y de la posibilidad del diálogo, la empatía, la cercanía; años de pérdidas de seres queridos, de personas muy cercanas; años que nos robaron la ilusión…; pero también años para retomar la pregunta por el sentido de la vida y una oportunidad para replantearnos la educación.

No cabe duda de que nuestra sociedad está sedienta de sentido y deseosa de dignidad, así como también lo estamos nosotros, lo están nuestros alumnos y sus familias.

Nos encontramos inmersos en un momento difícil, marcado por la guerra, la crisis socioeconómica y una crispación política que desata escenas en el congreso de los Diputados, en lo que todo se superpone a la razón de mantener el poder cueste lo que cueste (Ecclesia, p. 5. Nro 4115).

A nivel educativo sufrimos embates. Cuando las aulas no se han repuesto todavía del sobreesfuerzo pandémico, en el presente curso se está aplicando a trompicones la LOMLOE, enésima reforma educativa aprobada sin el más que necesario consenso de la comunidad educativa y socavando la libertad de elección de centro por parte de las familias.

Pese a todo, los colegios de la Iglesia han reaccionado con docilidad para adaptar el currículo de estreno a la realidad de los niños, los auténticos protagonistas de su educación y de su vida.

Ante toda esta realidad, poco favorable, viene bien recordar que, “de los momentos de crisis nunca se sale igual: de ellos salimos mejores o peores”, dirá el papa Francisco (Jornada de la Paz, 2023). La buena elección es salir mejores y juntos, aunque sea más despacio, pues, nos dirá san Agustín, “el que quiere hacer un lugar al Señor, no debe alegrarse de su propio bien, sino del común” (En Sal 131,5).

¿Qué hemos aprendido de esta realidad que nos envuelve? ¿Qué nuevos caminos debemos emprender para liberarnos de las cadenas de nuestros viejos hábitos, para estar mejor preparados, para atrevernos con lo nuevo? ¿Qué señales de vida y esperanza podemos aprovechar para seguir adelante e intentar hacer de nuestro mundo, desde la educación, un mundo mejor?

Pues hete aquí una respuesta a modo de herraje, en esta Aula Agustiniana 2023 titulada: “AFRONTAR LA VIDA CON EMOCIÓN”.

Jesús de Nazaret fue un apasionado y un emocionado del Reino. En esto se empeñó, al calor de una intimidad profunda con su padre Dios, el Abba, de donde derivó toda su entrega al servicio del ser humano, por quien dio la vida, para hacernos a todos partícipes de su filiación y divinidad.

Tenemos palabras emocionantes de Jesús, en las que aparece esta pasión- emoción-moción; es decir, movimiento del Espíritu: “Tengo que ocuparme de las cosas de mi padre” (cita Lc, 2,49) “No he venido a ser servido sino a servir” (Mateo 20, 17-28), “No he venido sino a hacer la voluntad de mi Padre” (Jn 6,38), “Nadie me quita la vida, yo la doy voluntariamente” (Jn 10, 18), “Vine a traer fuego a la tierra y ¡cómo desearía que ya estuviera ardiendo!” (Lc 12, 49), “Tengo que pasar por un Bautismo, y, ¡qué angustia siento hasta que esto se haya cumplido!” (Lc 12, 50), “Cómo no saben interpretar el tiempo presente” (Lc 12, 56,b).

Y podríamos nombrar un sin fin de exclamaciones emocionantes de Jesús que nos hablan de sus verdaderas motivaciones para afrontar la vida con emoción, hasta darla sin medida, cuya máxima expresión fue la cruz, donde nos manifestó su amor en plenitud.

San Agustín fue un apasionado y un emocionado desde que se encontró con el Señor. Su vida cambió para siempre, y nunca desistió de vivirla con pasión, enamorado de la belleza espiritual que da el Señor. Nunca necesitó más motivación que, amando a Dios, amar a todos y poner amor en todo. Fue un enamorado de Cristo, el Verbo encarnado, en quien descubrió la razón y el sentido de su vida, y la respuesta a su inquietud de búsqueda constante expresada en ese “Nos hiciste Señor para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti” (Conf. 1,1,1).

Y, también en el libro de las Confesiones, con ardor, con pasión, con alta emoción nos dirá: “Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé; tú estabas dentro de mí, y yo te buscaba fuera” (Confesiones).

“Afrontar la vida con emoción” es una invitación a vivir desde dentro, con hondura, con motivaciones profundas que den sentido a los buenos sabores y sin sabores que encontramos tantas veces en nuestra realidad personal y educativa.

Es, también, un aprendizaje que todos tenemos que procurar cada día, pero de la mano de Dios. Sin él, nada podemos hacer, nos dirá el evangelio de Juan. También necesitamos unas herramientas que en esta Aula Agustiniana se nos facilitarán, como instrumentos para nuestro autoconocimiento y la gestión de nuestras emociones, que definirán en todo momento la mejor decisión en las diferentes realidades que se nos presenten.

De la mano de D. Juan Manuel Alarcón profundizaremos en la inteligencia emocional. Educar personas sentipensantes. El profesor nos ayudará a ver la importancia del reconocimiento de nuestros propios sentimientos, y en nuestras relaciones, considerando las aptitudes emocionales tanto personales como sociales, que nos facilitarán identificar nuestro proceso interno emocional; el punto en que nos encontramos, la emoción que nos embarga en determinado momento y el proceso de manejo de las mismas, para su autorregulación, y el descubrimiento de la motivación que tiene que guiar la consecución de nuestros actos.

Diego Cuevas Gámez nos presentará el tema de “haz de tu vida una aventura emocionante”. Su objetivo principal será proponernos estrategias sencillas para hacer de nuestra vida una aventura apasionada, donde la gestión emocional, la ilusión, la creatividad, la resiliencia, la interioridad, la alegría y otros elementos estén presentes en nuestro propio guion vital.

La tercera temática tendrá que ver con el sentido del humor como actitud de transformación, y correrá a cargo de D. Luis Gutiérrez Rojas. El humor es una clave de vida por recuperar en nuestra tarea cotidiana como docentes. Nos ayuda a relativizar los fracasos, fomentar la resiliencia y vivir con agrado el momento presente.

No hemos de olvidar que san Agustín reivindica para la educación un derecho que debiera ser básico en toda escuela: “El derecho a la alegría sana y sanadora”, que humaniza los ámbitos educativos y, desde ellos, la comunidad que configuramos.  “¿Nos reímos con nuestros alumnos? La risa y la sonrisa constituyen signos inequívocos de inteligencia y sensibilidad”, dirá Pronzato (Nota 30).

En definitiva, como educadores deberíamos probar nuestro sentido del humor por la capacidad de reírnos de nosotros mismos, desdramatizando momentos difíciles, ubicándonos con humildad en nuestro propio lugar.

Fray Javier Monroy nos presentará el último tema, no menos importante, al contrario. Nos hará entrar en el mundo de las emociones, haciendo un buceo al interior, desde el autoconocimiento, pasando por la integración, para llegar a la trascendencia.

Nos recordará que cada ser humano es un proyecto y, por tanto, siempre en proceso y siempre en camino. Nuestra meta está en el camino y el objetivo de la misma será vivir y caminar. Y esto es lo que debemos enseñar como educadores. La pregunta será: ¿estaremos dispuestos a ello?

Jesús muchas veces en el Evangelio, antes de cumplir un signo, interpela a la persona sobre su deseo. Esto nos muestra la necesidad de ver en profundidad qué queremos verdaderamente y qué es lo que se opone a conseguirlo, sin vanas excusas.

Tal vez, y no ha de suceder en esta Aula, muchos educadores agustinianos, siguiendo las modas del momento, se vean incapaces de dar rumbo a su vida, de saber qué es lo que quieren. El Señor nos sigue preguntando como al ciego de Jericó: ¿qué quieres que haga por ti?

Saber qué quiero como educador agustiniano es un pensar-sentir esencial en el terreno de las emociones.

En definitiva, y a modo de conclusión, en la presente Aula se nos está invitando a cada uno de nosotros a volver a lo esencial, a tomar la vida en nuestras manos, vivirla con emoción, con color, con sentido, con dedicación y entrega, con alegría, dejándonos tocar por la realidad y sentirla dentro y fuera de nosotros, para hacerla nuestra, ponerle nombre y, desde la confrontación con la Palabra de Dios y la guía del Maestro interior que nos habita, pasar de la emoción a la moción; es decir, a ese movimiento del Espíritu que nos permita descubrir de dónde viene todo lo que pienso y siento, y a dónde me lleva para dejarle a Él esa transformación del corazón que tanto necesitamos para educarnos y educar  en el amor.

¡Felices jornadas para todos!

 

Nieves María Castro Pertíñez

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LECTIO DIVINA – DOMINGO VI, TIEMPO ORDINARIO

LECTIO DIVINA – DOMINGO VI, TIEMPO ORDINARIO

No he venido a abolir, sino a dar plenitud.

INTRODUCCIÓN

         “La moral cristiana compromete nuestra vida. No es solo un conjunto de reglas que, una vez cumplidas nos dejan libres. La ética cristiana hipoteca nuestra existencia. En el fondo, no se trata sólo de una forma de actuar, sino de una manera de vivir. Un vivir a la manera de Jesús, adoptando su estilo, siguiendo sus pasos” (Mons. Tolentino).  Nuestro cristianismo será más humano y evangélico cuando aprendamos a vivir las leyes, normas, preceptos, tradiciones como los vivía Jesús: buscando ese mundo más justo y fraterno que quiere el Padre. Hay que llevar la ley del Señor en el CORAZON.

LECTURAS

1ª lectura: Eclo. 15,15-20.        2ª lectura: 1Cor.2,6-10

EVANGELIO

No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos. Porque os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio. Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “necio”, merece la condena de la gehenna del fuego. Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo. Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la gehenna. Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la gehenna. Se dijo: “El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio”. Pero yo os digo que si uno repudia a su mujer —no hablo de unión ilegítima— la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio. También habéis oído que se dijo a los antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus juramentos al Señor”. Pero yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello. Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno. Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos (Mt. 5,17-37).

REFLEXIÓN

1.- El evangelio y la Ley.  El Sermón del Monte no es Ley sino Evangelio. Esta es la diferencia entre la Ley y el Evangelio: la Ley deja a la persona con sus propias fuerzas, le pone preceptos que ha de esforzarse en cumplir, le amenaza, le premia, le exige esforzarse …; el Evangelio la coloca ante el don de Dios, le hace conocer a un Padre, le convierte en hijo, lo cambia por dentro … y ya no tiene que mandarle nada. El observante de la ley vive pendiente de la ley y pregunta por las obras que hay que hacer, cuándo y cómo las tiene que hacer. El que vive la gracia del evangelio no pregunta por las obras que hay que hacer porque antes de que se lo pregunten ya están hechas, porque se ha adelantado el amor. El que vive bajo la ley es un esclavo, El que vive en la gracia es un hombre libre. La ley de Jesús fue ésta: «Yo hago siempre lo que al Padre le agrada».

2.- «No he venido abolir la Ley y los profetas, sino dar plenitud».  La plenitud de la Ley es el amor. (Ro. 13,8). El que no ama no puede cumplir ninguna ley cristiana. Y toda ley cristiana tiene que ser vehículo y expresión del amor. «La fe cristiana, poniendo el amor en el centro, ha asumido lo que era el núcleo de la fe de Israel, dándole al mismo tiempo una nueva profundidad y amplitud» (Deus Caritas est, nº 1l). Aquel que no mata, cumple la Ley, pero si no arranca de su corazón la agresividad hacia su hermano, no se parece a Dios. Aquel que no comete adulterio, cumple la Ley, pero si desea egoístamente la esposa de su hermano, no se asemeja a Dios. En estas personas reina la Ley, pero no Dios; son observantes, pero no saben amar; viven correctamente, pero no construirán un mundo más humano. En definitiva, pueden ser buenos judíos, pero son malos cristianos.

3.- Se puede matar de muchas maneras. Con los ojos. Hay miradas que matan… Con la lengua. La Biblia dice que es como una espada de doble filo … De hecho, con las palabras herimos a las personas, las despellejamos… Con el corazón. Cuando tenemos odio por dentro … Las plantas crecen con el sol y la lluvia. Las personas con el amor … Uno está muerto cuando ni ama ni es amado por nadie. «El que no ama es un cadáver». (1ª Juan 3,14). Y se mata también no dando de comer a los que pasan hambre … Dios ha puesto los dones de este mundo para todos… Manos Unidas nos acerca esa triste realidad de tantos niños que mueren por no tener comida.

PREGUNTAS

1.- ¿Estoy en la ley o en el Evangelio? ¿He descubierto el gozo de obrar por amor?

2.- ¿Estoy convencido de que, si no amo no cumplo ninguna ley cristiana?

3.- Me horroriza el aborto. ¿y los niños que vienen a la vida y los dejamos morir de hambre?

Este evangelio, en verso, suena así:

Quien se salte de la Ley

el más mínimo precepto,

será el menos importante

para Dios, para su Reino.

Pero quien enseñe a todos

a cumplirlos con su ejemplo,

será grande; y en su vida

el Reino será su premio».

Cumplir la Ley, por lo tanto,

produce un feliz efecto,

si nos conduce hasta Dios

ya su reconocimiento.

Pero el mero cumplimiento

de la Ley nunca es correcto,

si sólo nos conformamos

con un «cumplimiento externo».

En este pozo cayeron

letrados y fariseos

que, por cumplir lo mandado,

creyeron que ya eran «buenos».

«Si vosotros no cumplís

mejor que aquellos maestros

la voluntad del Señor,

-les dijo Jesús en serio-,

nunca entraréis en el Reino.

Os quedaréis siempre lejos,

porque la «letra» no salva,

si el «espíritu» está muerto».

A Jesús no le interesa

el «formalismo»: los métodos,

el orden, la disciplina,

el mejor funcionamiento.

Jesús prefiere mirar

el «fondo»: el. Convencimiento,

la adhesión del corazón,

lo que nos sale de dentro.

(José Javier Pérez Benedí)

Fuente: https://www.iglesiaenaragon.com/domingo-6o-tiempo-ordinario-12-de-febrero-de-2023

 

Ser Misioneras

Ser Agustinas

Ser Recoletas

Un mensaje para ti

EL CENTRO DE UNA VIDA ENTREGADA

EL CENTRO DE UNA VIDA ENTREGADA

“Jesús los eligió para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar”. (Mc 3, 14)

Siendo elegidas por el Señor en un encuentro profundo, es posible una respuesta profunda donde el ser se compromete en su totalidad a una donación humilde, que permite una transfiguración con el Señor y que después del encuentro nos envía para predicar a su pueblo para continuar con la misión que él realizó cuando estuvo entre nosotros.

El encuentro significa tener un centro que mueve toda la vida, en todo momento, en cualquier lugar, con quien sea; significa ser misioneras obedientes por amor, caminando sostenidas, interpeladas e iluminadas por la Palabra de Dios y con el corazón contemplando al Señor en la cruz, fuerza y motor para que cada paso a dar tenga sentido.

La vida es con Cristo, en Cristo y para Cristo. Él, que nos envía, es nuestro centro, pero llega a ser el centro cuando hay una verdadera entrega de un corazón dócil, sincero, disponible a la voz de Dios y un corazón enamorado que es capaz de darlo todo por quien lo dio todo por amor para nuestra salvación. En conclusión, la vida es Cristo, y poder hacerlo realidad, es Gracia.

Juana Rosario Toc Rosales, Novicia MAR

DONDE HAY CARIDAD Y AMOR

DONDE HAY CARIDAD Y AMOR

Nosotras, las novicias, tenemos semanalmente clases de manera presencial en el CER  (Centro de Estudios para Religiosos). Es una experiencia muy gratificante, ya que en los últimos años la pandemia ha limitado el contacto con los demás. Poder dialogar, compartir y aprender juntos con los compañeros, es un verdadero regalo de Dios, que me hace ver mas claro  cada día que hay que construir fraternidad, valorar la presencia y la vida de cada uno.

No hay dudas de que estudiar de manera presencial es mejor que virtualmente, pues es mayor la posibilidad de aprendizaje, de interacción y también estimula muchas cosas buenas en uno mismo, como por ejemplo: la amistad, el esfuerzo, la creatividad, el amor, el respeto, la prudencia, la solidaridad y muchas cosas más. Es un espacio privilegiado que tenemos para nuestro crecimiento.

En nuestras clases he podido sentir esa cercanía con los demás, también he sentido esa ayuda en el proceso de formación que estoy viviendo, pues junto a nosotras están nuestros compañeros que se encuentran en la misma etapa  y que también viven su vocación, están buscando responder fiel y generosamente al Señor. Allí compartimos nuestras dificultades, inquietudes, dudas, además de nuestras experiencias de comunidad, de oración y de todo aquello que nos ayuda a crecer en nuestro “Sí” a Dios. Allí también está el propio Señor formándonos y guiándonos hacia Él.

Eduarda Bento, Novicia MAR

LA FUERZA DEL AMADO

LA FUERZA DEL AMADO

Es tal la fuerza del amor que transforma al amante en la imagen del amado. San Agustín, De div. quaest. 83, 35. La experiencia del amor, hace libre a quien busca amar, es una búsqueda constante donde hay que conocerse y vencerse a sí mismo, en el egoísmo, vanidad, etc. Es todo un proceso para encontrar el verdadero AMOR que es Dios. El, que motiva el corazón a buscarlo, a conocerlo, a amarlo y a disponerse para vivir la verdadera docilidad a su voz.

Solo siendo dócil el Señor puede actuar, pues es decirle “toma lo que es tuyo, que es mi vida”. Así Él va purificando las ideas, los pensamientos, los sentimientos, las motivaciones llegando al punto de que todo el ser comience a sintonizarse con los mismos sentimientos de Jesús.

El camino es una aventura, pero en la que no vamos solas, en cada paso somos testigos de la fuerza del amor que transforma la propia vida y somos testigos de la trasformación en la vida de las demás, también somos testigos de la fidelidad del amado que nunca falla.

 Juana Rosario Toc Rosales, Novicia MAR