«Este es mi Hijo amado, en quien me complazco»

AMBIENTACIÓN

Jesús se bautiza en el Jordán por Juan Bautista, pero le da al bautismo un nuevo contenido. En el bautismo de Jesús hay una continuidad y una novedad. Jesús sigue el bautismo de Juan en cuanto que se celebraba fuera del Templo. “Antes sólo el sacerdote en el Templo y mediante un sacrificio sagrado podía perdonar los pecados” (J.S.Kselman).  Por otra parte, el bautismo de Juan se planteaba como “conversión”, como cambio decisivo de vida. En este sentido, Jesús está de acuerdo. Pero hay “una novedad”. El bautismo de Jesús se realiza en el Espíritu Santo.  “Se abrieron los cielos y vino sobre Jesús el Espíritu Santo”.

PALABRA DE DIOS

1ª lectura: Is. 42,1-6.6-7.         2ª lectura: Hechos 10,34-38.

EVANGELIO

Por entonces viene Jesús desde Galilea al Jordán y se presenta a Juan para que lo bautice. Pero Juan intentaba disuadirlo diciéndole: «Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?».

Jesús le contestó: «Déjalo ahora. Conviene que así cumplamos toda justicia». Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrieron los cielos y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz de los cielos que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco».

REFLEXIÓN

Y esto ¿qué significa?

1.- El Espíritu Santo es el Dios del amor. Ser bautizado en el Espíritu es estar impregnado, empapado del amor del Padre. Por eso, lo que oye Jesús cuando se abren los cielos es la voz del Padre que dice: “Este es mi hijo muy amado en el que pongo mis complacencias”. El cristiano se bautiza en ese mar infinito de amor.  Bautizarse es “empaparse”. Uno se puede dar un baño de música, un baño de arte Bautizarse es darse “un baño de Dios” Es experimentar que Dios le quiere y le quiere más cuando el hijo está más solo, más enfermo, más débil, más limitado. “Jesús pasó por la vida haciendo el bien y curando a los que estaban oprimidos” (2ª lectura). No dice el texto: “Pasó por la vida sin hacer mal a nadie”.  “Pasó haciendo el bien”. No es un buen cristiano el que se limita a no hacer mal. Es cristiano el que dedica su vida, sus años, su juventud, en hacer bien a los que lo están necesitando. Sanar, curar, alentar, levantar, son verbos cristianos.

2.- En la primera lectura el profeta Isaías nos ha dicho acerca del Mesías. “No gritará, no vociferará”. De 33 años que vivió Jesucristo se pasó 30 años en un pueblo insignificante, Nazaret, viviendo y trabajando como uno más, como uno de tantos. Hay momentos y circunstancias en la vida humana en que sobran las palabras. Todo lo que tenemos que decir, lo decimos mucho mejor con el silencio. Las mejores palabras brotan de un corazón silencioso”.  El cristiano no va por la vida “gritando”, “imponiendo”, “haciendo ruido”, “haciéndose el importante”.  El cristiano es un ser silencioso.

3.- “No romperá la caña cascada. Es una bella definición de la persona humana. Lo dijo muy bien Pascal: “El hombre es una caña pensante”. Por ser “caña” es débil, frágil, muy limitado. Y ser cristiano significa aceptar la debilidad, la precariedad de la vida humana. Y, sobre todo, “no hacer la vida más difícil a los demás”. Hay que respetar, cuidar y proteger la vida humana. “La mecha vacilante no la apagará. Quizás ninguno de nosotros podemos presumir de ser “hogueras” que lanzan llamaradas de vida, de amor, de felicidad. Pero sí podemos ser “pequeñas lamparitas de barro” que brillan en la noche. ¡No apaguemos todos los brotes de bien que hay en el mundo! Incluso juntemos esas lamparitas y se hará una gran luz. Es muy importante descubrir lo bueno y positivo que hay en cada persona, valorarlo y celebrarlo.  Con maldecir las tinieblas no conseguimos que venga la luz.

PREGUNTAS

1.– Como cristiano, ¿doy importancia a mi bautismo? ¿He pensado alguna vez en lo que supone estar bautizado, es decir, estar sumergido, empapado en el amor infinito del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo?

2.- ¿Me creo que por gritar más tengo más razón? ¿Estimo el silencio y la soledad como valores de la vida?

3.- “El pábilo vacilante no lo apagará”. Debajo de las cenizas de cada persona, ¿Sé descubrir el rescoldo de sinceridad, de bondad, de solidaridad que llevan dentro?

Este evangelio, en verso, suena así:

En Navidad Jesús quiso

presentarse como «NIÑO»
y se vistió con pañales

de humildad, pobreza y frío.

Relumbró en la Epifanía

como «ESTRELLA» del camino

para «magos» que, en la vida,

buscan un nuevo destino.

y hoy, el Padre, desde el cielo,
lo presenta, en su Bautismo,
como «SIERVO Y DÓCIL HIJO”
bien amado y preferido.

Le asigna como misión:
liberar a los cautivos,
regalar luz a los ciegos,

dar la mano a los mendigos.

Con la fuerza del Espíritu

Jesús cumplió su objetivo

de pasar «haciendo el bien
curando a los oprimidos» …

Bautizados de pequeños,
¿seguimos su mismo estilo

o sólo fue el Sacramento

un «remojón» sin sentido?

Hoy queremos renovar,

Señor, nuestros compromisos

del Bautismo y decidirnos

a ser siempre tus «testigos».

(José Javier Pérez Benedí)

Fuente: https://www.iglesiaenaragon.com/bautismo-del-senor-8-de-enero-de-2023