Queremos compartirles, algunas vivencias celebrativas de la comunidad de hermanas mayores san Agustín, en Bogotá.

EL Señor siempre se hace presente en los acontecimientos de la vida diaria; Él nos acompaña en este proceso de crecer, como comunidad y de manera personal.

Vivir con las hermanas mayores es una experiencia, que nos lleva a reflexionar sobre el acontecer en el atardecer de la vida, donde cada una con su actitud, va demostrando lo que ha sido su servicio y entrega a la misión mediante su consagración religiosa, a través de gestos de: cariño, atención, acogida a las personas que se acercan a nuestras comunidades.

En la organización de la comunidad se planean diversas actividades dirigidas, para estimular la memoria, la motricidad, el conocimiento de las hermanas, especialmente las mayores, esto les ayuda a mantenerse activas.  En los tiempos litúrgicos, se aprovecha para profundizar y desarrollar la creatividad, elaborando material que motiva a vivir mejor nuestra fe. Aún con sus limitaciones físicas o de memoria, participan en las actividades que les hace bien para la salud del cuerpo y mantiene en forma el espíritu.

En semana santa se prepararon las celebraciones de cada uno de los días santos. El domingo de ramos se hizo la procesión, por el patio exterior de la casa, todas caminamos, también nos acompañaron familiares de algunas de las hermanas y miembros de FRAMAR, quienes ven un testimonio en las hermanas mayores, que, a pesar de sus limitaciones por la edad, viven con alegría cada encuentro y participan con fe.

También se celebró la liturgia del jueves santo, se tuvo la hora santa, dando espacio para estar acompañando a Jesús Eucaristía. Cada hermana ha sido responsable de asumir un momento personal para estar a solas con el que entregó su vida por nosotros, estos momentos, dan fortaleza a la comunidad para orar las unas por las otras e ir caminando juntas

El viernes santo a las dos hermanas más mayores (90 años) se les ayudó para que pudieran salir en silla de ruedas, a recorrer la manzana rezando el vía crucis; el sábado santo se hizo una oración mariana, acompañando a María en su soledad. La vigilia pascual, la vivimos con intensidad, en esta etapa de la vida, cobra mayor significado la liturgia de la luz y experimentar el gozo de resucitar con Jesús.

Llegó el mes de mayo. También nos hemos organizado para dar realce al mes mariano, intensificamos la oración, rezando un rosario adicional, por las vocaciones y presentándole a María nuestras intenciones.

El último sábado de mes tenemos el retiro mensual; el padre Germán Rodríguez OAR, nos acompaña en este camino espiritual, es una bendición para la comunidad contar con este espacio para vivir en proceso de conversión.

Damos gracias al Señor que nos permite tantas experiencias donde palpamos su amor, sentimos que se manifiesta y nos fortalece para seguir respondiéndole, en la misión de construir una comunidad Misionera Agustina Recoleta.

Lo sentimos presente en la disponibilidad de las personas que trabajan con nosotras, para que esto sea posible y las hermanas den testimonio de su vida consagrada y a la vez reciban el cariño y la atención integral como parte de la misión.

Comunidad San Agustín Bogotá