MI LÁBREA QUERIDA

 

El 22 de mayo a las 2:30 am de la madrugada llegué al aeropuerto de Porto Velho, al salir del avión ya sentí un calorcito en el cuerpo, mientras esperaba la maleta empecé a sentir un poco más el calorcito y con la preocupación me di cuenta que ya estaba sudando. Al salir, en la puerta estaba hermana Delza Rita Bassini, responsable de la comunidad de Lábrea esperándome con el señor Jamil, un bienhechor que acoge en su casa a las personas que no tienen donde hospedarse y lo hacen con mucho cariño.
Ellos me recogieron y me llevaron a descansar unas horas hasta que amaneciese para continuar el viaje a Lábrea. A las 7am nos levantamos, nos duchamos y arreglamos de nuevo la maleta, la señora Arlete esposa de don Jamil ya había preparado el desayuno. Desayunamos juntas con mucha tranquilidad y a las 8am salimos al terminal de autobús para continuar el viaje. A las 8am ya estábamos en el terminal, la hermana Delza ya había comprado los pasajes
El día anterior, todos los pasajeros recibimos una bolsa negra de basura y me pregunte qué debía hacer con ella, la hermana Delza entre risas me dice es para meter la maleta allí para que no se empolve mucho. A las 9 am salió el autobús con destino a Labrea, todo era novedad para mí. De Porto Velho a Lábrea se hace más o menos en 8 horas de viaje, aunque todo depende del estado de la carretera, pues todo es de tierra ya que no está asfaltada y hay mucha vegetación; es impresionante contemplar la belleza del paisaje, todo verde y un sinnúmero de mariposas blancas y amarillas que vuelan y chocan con el autobús. La carretera es toda de tierra roja y al paso del autobús todo se cubre de una nube de polvo. En la mitad del camino hay un rio enorme que parece que está dormido, es el rio Mucuim donde el autobús cruza de un lugar a otro en una plataforma, en este punto del viaje todos los pasajeros se bajan del autobús y  cruzan.

¡Qué susto! da que pensar que se arranquen esos alambres del «puente» y todos nos vayamos al fondo del rio Mucuim.
Después de cruzar el puente, por el camino el autobús paró en un lugar llamado doña Rosa, allí algunos pasajeros descansaban y otros almorzaban . Nosotras también bajamos rápido pues la hermana Delza me aclaró que cuando hay mucha gente la comida se termina. Ella se adelantó a buscar la comida porque había mucha gente comiendo en ese lugar. Para mi sorpresa cogí un plato y puse un poco de cada cosa que había allí para comer, la hermana Delza en tono bajo me dice coloque el plato de comida en la balanza para ver el costo y pagar, me causó un poco de risa ver el gesto.

Mientras almorzabamos empecé a sentir mucho calor y  sentía los mosquitos que zumbaban al rededor de mi oreja…  acto seguido, me dice la hermana Delza: esto es el inicio ya verás cuando lleguemos a Lábrea.
Mientras almorzábamos el sudor empezó a correr por mi cara, empecé a despojarme del suéter, que hasta el momento no me incomodaba.  Retomamos el viaje y después de viajar muchas horas llegamos a la terminal de autobuses de Lábrea, me pareció tan pequeño; había gente que esperaba a sus familiares que llegaban en ese momento y de pronto todo ese lugar quedo vacío. Allí nos esperaba Fray Luis Reyes, agustino recoleto para llevarnos a casa.

¡Que alegría! llegamos a la comunidad, las hermanas salieron corriendo a recibirnos, fue una gracia de Dios para mí en ese momento al conocer otras hermanas que aunque no las conocía eran tan cercanas y cariñosas
como si ya nos hubiésemos conocido antes, ellas eran Madalena Costa Lopes, Ivonne da Silva Herbert y Brenda Ovalle a la que conocí en Ecuador – Quito cuando estuvo de novicia y fue a la experiencia apostólica a Guamote.
Desde el primer momento me sentí acogida por la comunidad, me hicieron conocer la casa y me llevaron a la habitación que estaba destinada para mí; encontré un letrero precioso donde decía “bem vinda Irmã Inés”.

¡Muchas gracias hermanas por tanto detalle!

El cambio de clima ya se empezaba a sentir. Mucho calor. Ese mismo día, 22 de mayo, estaba de fiesta el pueblo de Lábrea en honor a Santa Rita, había mucho movimiento en la preparación de la fiesta; en la noche hubo una solemne celebración donde asistió mucha gente, para mí era una novedad ver dentro de la iglesia dos pantallas grandes en las cuales se proyectan los cantos y toda la celebración para que la gente pueda participar. Me sorprendía ya que venía de un lugar donde la gente se mira dentro y fuera de la iglesia y no se dicen nada, y me llenaba de fascinación encontrarme ahora en un lugar donde todos se saludan como si ya se conocieran.
Empezó para mí un tiempo de gracia de Dios… no entendía lo que hablaban pero sentía su acogida y cariño. Se acercaban a la comunidad y me saludaban como si me conociesen de antes, me decían “irmã seja bem vinda, todo bem” y estas palabras siempre acompañadas de abrazos;  son muy expresivos y acogedores con todos los que llegan a esta misión.
Al día siguiente con la hermana Brenda salimos a comprar, qué curioso fue para mí conocer las calles de Lábrea, unas bien asfaltadas otras llenas de tierra poco cuidadas, pero llenas de motos y bicicletas, algunos carros pequeños, pero lo más curioso es que no había autobuses para transportarse de un lugar a otro. El medio de transporte por excelencia son las motos, en las cuales se suben tres o cuatro personas y cruzan tan tranquilos por las calles. Que impresión me dio verlos, ninguno lleva casco y la gente que cruza por la calle tiene que correr para que no le atropellen porque no hay un semáforo que controle la circulación de los peatones.
Después tuve la oportunidad de conocer el rio Purús, lugar donde está el barco y la voadeira, medios de transporte por agua los cuales nuestras hermanas y frailes utilizan para trasladarse a las diferentes comunidades ribereñas de misión. Es impresionante ver ese paisaje, contemplar el rio inmenso y silencioso, donde la gente está llegando y saliendo en sus pequeñas canoas; con mucho sigilo se logra escuchar el ruido de los urubús que rodean sus presas para alimentarse.
El día 26 de mayo me enteré que ya estaba de regreso a Lábrea nuestro Obispo Santiago Sánchez Sebastián, Agustino Recoleto que había estado en otra parroquia y para ese mismo día se había  programado una celebración a las 7:30 pm en la catedral para despedir a hermana Ivone da Silva que tenía como destino la comunidad de Espírito Santo. Esa misma noche me presentaron al pueblo como la nueva hermana que había llegado para Labrea. La catedral estaba llena de gente, porque habían sido invitadas las diferentes comunidades para esa celebración.

Al terminar la celebración, agradecieron a hermana Ivone por su entrega y fidelidad a la misión en Lábrea. Luego me llamaron que pasara al frente y fue la hermana Delza quien me presentó la a toda la comunidad parroquial que entre aplausos, abrazos y fotos se terminó la celebración.
Este tiempo vivido en la misión de Lábrea ha sido una gracia de Dios, he experimentado el amor de Dios muy de cerca y a la vez he sentido el amor incondicional de la comunidad y de la gente que trabaja en la misión. Este amor hace que viva con mucha ilusión en esta nueva misión y que ponga mucho empeño en aprender el idioma y así pueda visitar a las familias y las comunidades.
La misión de Lábrea es muy grande en extensión y muy pocos misioneros. Actualmente en la parroquia Nuestra Señora de Nazaré hay tres religiosos Agustinos Recoletos, fray Luis, Fray Antonio y Fray Sergio; cuatro Misioneras Agustinas Recoletas, dos hermanos maristas y un sacerdote diocesano, Padre Enrique; es una pequeña familia religiosa que trabaja coordinadamente en una extensión tan inmensa y con tantas necesidades…

En el año 1926 fue confiada esta misión a los Agustinos Recoletos, ellos han dado estructura, soporte y atención, organizando la misión encomendada por la Iglesia, la evangelización. Esta misión tiene varias parroquias: Parroquia Nuestra Señora de Nazaré Lábrea, Parróquia Santa Rita de Cássia Tapauá, Parroquia Santo Agostinho Pauini, Parroquia São João Batista Canutama, São Sebastião e São Francisco Canutama.
La parroquia Nuestra Señora de Nazaret de Lábrea está organizada por sectores y cada sector tiene sus comunidades: San Lázaro, San Raimundo Nonato, Nuestra señora de Fátima, San Francisco da Vila, Nuestra señora de Aparecida, Santa Mónica, San José, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Catedral. Santa Rita, Nuestra Señora de la Consolación, San Francisco da Fonte y San Sebastián. Esta parroquia cuenta con muchas pastorales y ministerios, entre ellas, la Pastoral de las Curvas, confiada a nuestra comunidad de Misioneras Agustinas Recoletas. Esta pastoral atiende la evangelización en las Comunidades ribeirinhas próximas y lejanas do Rio Purús. Tuve la oportunidad de visitar unas de las comunidades próximas que son visitadas los primeros y segundos domingos del mes, Praia de Lábrea, Praia de Pirão.
A la Praia de Lábrea, fui la primera vez en voadeira con el Padre Antonio, agustino recoleto, llegamos allí a organizar la celebración con una de las animadoras de aquella comunidad, unos días antes de la celebración de San Pedro y por segunda vez fui el día de la fiesta de san Pedro, que fuimos en barco llevando a San Pedro en procesión por el rio y una cantidad de voadeiras y canoas en procesión, cohetes, cantos y alabanzas hasta llegar a la comunidad donde estaba todo preparado para la gran celebración campal.

A la praia de Pirão fui con hermana Delza y don Santiago Sánchez en voadeira, para celebrar los sacramentos de bautismo, primeras comunión, confirmación y matrimonios. Sacramentos que habían sido preparados anteriormente por la propia comunidad. Cuando íbamos para el rio, antes de llegar, en un descuido metí el pie en lodo y no podía sacarlo, mientras hacía fuerza para sacarlo sentía que me iba hundiendo más, menos mal reaccioné pronto y traté de agarrarme de un palo, pero logré sacarlo finalmente gracias a un joven que iba con nosotros, saqué el pie pero la sandalia se quedó dentro de lodo, metí la mano y saqué la sandalia con dificultad porque el lodo parecía pegamento y casi rompo la sandalia, me miré toda mi pierna amarilla de lodo, las manos sucias de lodo y descalza subí a la voadeira, me daba risa verme. Me lavé un poco en el río y así llegué  a la comunidad a la fiesta grande de ese día, ya en la comunidad pedí agua para lavarme bien y entrar a la celebración.

Sí, salir a las comunidades es vivir las sorpresas con alegría y con un corazón abierto a la gracia de Dios.

Comunidad de Lábrea.