Cada año venimos recordando la Recolección, su planteamiento y origen. Alguna vez nos quedamos solo en su origen sin llegar a actualizar esta palabra, este, es un estilo de vida inspirado por Dios para la escucha pero también para la acción, con un compromiso actual y renovado.

Al celebrar los 75 años de la congregación, recordamos que nuestra vocación ha sido dada desde el silencio, en nuestro interior, para transformarlo en misión, en servicio a nuestros hermanos, en un mundo que alberga una sociedad siempre cambiante, en constante transformación. Así buscamos ser significativas actualizando el don de la Recolección, que se llena de rostros y personas que buscan a Dios, no importa su estatus social, siempre habrá sed de Dios en este mundo y nosotras hemos sido llamadas a responder.

La Recolección nos recuerda la fuente de donde manan nuestra fuerzas y horizonte, así sabemos que la vida en oración, nos mantiene en diálogo contante con Aquel que nos dio la vida, que cultivar la interioridad, nos mantiene unidas al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Nuestras debilidades ya son conocidas por el Señor, pero nos necesita renovadas, unidas y fuertes para continuar su misión, porque los “pobres siempre estarán entre nosotros”, por tanto, podremos seguir escuchando a Dios en medio de las voces de los que más nos necesitan.

En mundo que se sigue fragmentado con las ansias de poder, donde la prioridad es obtener a como dé lugar la riqueza para unos cuantos, nosotras queremos unir, reconciliar, construir, queremos ser testimonio de unidad allí donde nos encontremos, donde nos ha enviado el mismo Jesús a ser unidad y fuerza.

Hna. María Luisa Ortíz, MAR