Gracias Madre Nieves García

Por tu testimonio fiel y perseverante

El 6 de enero de 2015, la congregación tuvo una epifanía muy especial. El Señor se revelaba al invitar desde el Colegio de Nuestra Señora de la Consolación de Granada, a la madre Nieves García García y abrirle  las puertas del cielo.

La M. Nieves quien había nacido en Las Gabias, Granada  el 15 de abril de 1915, alcanzó a llegar al año de su centenario de vida, sin alcanzar a la fecha exacta.

Inició su camino con la congregación el 27 de septiembre de 1945 y desde ahí, su vida fue respuesta al amor del Señor que la llamaba y la enviaba a repartir amor a los demás.

Con dulzura, delicadeza y bondad creaba buen ambiente en donde se encontraba.

Sirvió a los necesitados de formación a través de la educación, durante muchos años. Acompañó y consoló a los enfermos por medio de las visitas que les realizaba. Fomentó la devoción mariana dando a conocer de manera especial a la Virgen de Las Nieves, advocación venerada en la ermita que está confiada a la congregación en su pueblo natal. Trabajó en el servicio a la congregación como superiora , consejera y ecónoma local, así como también consejera  y secretaria general.

Cuando sus fuerzas ya no le permitieron una actividad extenuante, de su corazón brotó lo que a lo largo de su vida había cultivado: una intensa vida de oración y ser presencia del Dios con quien se encontraba como vínculo de paz y de armonía.

El día 7 de enero a las 5 de la tarde se celebró su funeral en el mismo templo en donde recibió el agua bautismal y los demás sacramentos de iniciación cristiana, en medio del agradecimiento a Dios que su familia, las hermanas de la congregación, familiares de las hermanas, profesores del colegio de Granada, vecinos del pueblo y amigos de la comunidad, hicieron:

Te damos gracias, Señor Dios por la vida y testimonio de nuestra querida madre Nieves, que nos fue tan cercana y tan hermana.

Te damos gracias por la fraternidad y amistad que nos regaló, por la fe, la paz y la armonía que derramó a su alrededor.

Te damos gracias porque con su entrega al Señor como Misionera Agustina Recoleta, pudo enseñarnos a vivir la caridad, la humildad, la sencillez y la alegría propias de nuestro carisma, y porque, aunque débil de salud por los muchos años que tenía; tuvimos la suerte de tenerla con nosotras. Fue una persona digna de ser amada.

Te rogamos que nada de su vida se pierda, que sus buenas obras nos sirvan de ejemplo ahora que ya ha fallecido. Sin duda, continuará viviendo en su familia y en sus hermanas de congregación, por sus ganas de vivir siempre con alegría en la presencia del Señor. Descanse en paz. Amén.