Yo te desposare con mutua fidelidad (Oseas 2, 22)

En este día lleno de gozo quiero agradecer a Dios, porque durante mi proceso formativo ha puesto hermanas que han permanecido fieles a ese sí que un día como yo pronunciaron.

Ha sido la gracia y fidelidad de Dios para cada una de nosotras, y yo le agradezco infinitamente la oportunidad de haber convivido con hermanas que han dado ejemplo y testimonio de esta fidelidad Divina.

Desde las hermanas que me acompañaron en el aspirantado, luego en el postulantado y en estos 2 años de noviciado, y las hermanas de la comunidad de la casa de el Limonar, San Agustín, la Merced, de todas he aprendido que aún en medio de las dificultades, el sufrimiento y el sacrificio se puede con la ayuda del Señor ser Fiel.

Le agradezco por las hnas. que ya ha regresado a él y ahora gozan de su presencia, en especial Sor Sofía Espinosa, Sor Ivette Rivera, Sor Ma. Elvia Santa, y Sor Cecilia Sánchez que perseveraron hasta el final, siendo el Señor su único amor y centro, aún en medio del dolor y la enfermedad.

Gracias infinitas a Dios Padre por mi familia, que me acompaña con sus oraciones y virtualmente, por su apoyo incondicional y esa entrega generosa de esta hija suya a Dios y a la Iglesia. Que el Señor los siga colmando de bendiciones. Y gracias también a todas las personas que en este día tan importante me acompañan.

La Madre Ángeles una de nuestras cofundadoras dijo “Prometí al Señor no dejarle nunca, luego le pedí me ayudase a cumplir lo que le acababa de prometer”; con la ayuda del Señor confío que llegaré a ser fiel y perseverante hasta el final.

Les pido también su ayuda con sus oraciones, para que esto lo pueda cumplir, e igualmente pido sus oraciones por la postulante, las novicias, las junioras y todas las hnas. Misioneras Agustinas Recoletas para que podamos cumplir lo que nuestro fundador Mons. Francisco Javier Ochoa prometió al Sagrado Corazón de Jesús por cada una de nosotras de ser Verdaderas Agustinas, Verdaderas Recoletas y Verdaderas Misioneras y así podamos llegar a tener todas una sola Alma y un solo corazón dirigidos hacia Dios.

Yessica Victoria, MAR