Mi experiencia con las MAR

En el mes de Abril del año en curso, Dios me dio la oportunidad de tener una experiencia vocacional con las hermanas MAR, atendiendo a una inquietud de hace algunos años.

Mi nombre es Karla Ramos Ordoñez, tengo 18 años de edad y soy originaria de Chihuahua, Chih., México. Justo pasando por la etapa en la que te preguntas: ¿qué voy a hacer de mi vida? Incógnita que ha pasado por la mente de muchos, aunque hay quienes no se lo preguntan a Dios. Yo lo hice: ¿Qué quieres de mi Señor? Sin duda alguna Él responde y es muy importante saber que la vocación de cada persona es ser feliz, para lograr esto hay distintos caminos y la prioridad como humano enamorado de Dios es estar dispuestos y atentos a escuchar su voz.

Mi trabajo personal y crecimiento lo lleve acompañada de la hermana Sandra Flores, descubriendo todo un mundo distinto al que te ofrece la sociedad, destruyendo las ideas o estereotipos falsos que tenía y que lamentablemente muchos tienen. «Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en ti». Aquí encontré y descubrí cosas magníficas, el estar con el Señor a veces te exige más como persona,  hay momentos difíciles, pero Dios no pide más de lo que nosotros podemos dar, y él es el único que nos fortalece en las dificultades.

Al tomar la decisión de venir a esta experiencia en el estado de Querétaro, tuve que dejar muchas cosas que de verdad me importan, confiando en el Señor y con el apoyo de mis padres, familiares y las hermanas todo fue posible.

Al llegar aquí las primeras semanas descubrí una manera distinta y muy organizada de vivir cada día, pues el estar en comunidad es uno de los regalos más hermosos de esta congregación. Fue muy lindo desde el primer día en que llegué, pues me acogieron con todo el amor y servicio del mundo, incluyéndome en sus planes como si ya perteneciera a su familia, al cantar, platicar, servir juntas en la Eucaristía, reír, orar, aprender a cocinar y ser un poco más responsable y organizada. Me quedo con momentos llenos de sentimientos que nunca olvidare. Esta manera de vivir te hace valorar y ver el amor de Dios reflejado en todas partes. Conocí a personas hermosas, llenas del espíritu del servicio, de alegría y de paz, con una sonrisa que te trasmite la grandeza de Dios. Estas semanas aquí han hecho que mi amor hacia Dios y al servicio crezca el doble, me siento infinitamente agradecida con cada una de las hermanas porque siempre me ofrecieron lo mejor de ellas y fueron muy pacientes conmigo al enseñarme lo que saben y abrirme las puertas de su casa y de sus vidas. Hay personas que al conocerlas marcan tu vida, y ellas lo han hecho, son un ejemplo a seguir.

Todos estamos llenos de sueños o metas por cumplir, es muy hermoso y único incluir a Dios en ellos, y más que nada abandonarte en su amor y confiarle tu vida a él; justo cuando lo haces comienza a obrar grandemente en tu corazón y mente. Todo lo que gané aquí como valores y sentimientos que terminan de complementar mi corazón, algo increíble que muero de ganas por transmitir y enseñar. Deseo que todas las personas que pasan por esa etapa en la que se preguntan qué hacer con su vida, tomen en cuenta los distintos caminos del Señor, que no cieguen su corazón o lo limiten a las opciones que te ofrece el mundo, él toma en cuenta lo que nos hace feliz y lo poco o mucho que podamos dar como humanos, él lo multiplica. Hoy mi vida tiene un sentido, y un plan, el plan perfecto de Dios.

Karla Ramos Ordoñez

 

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