XV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO – 15 DE JULIO

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos  6, 7-13

 

Entramos al texto con la ayuda del Espíritu Santo e invocamos su presencia y acción misericordiosas:

LEEMOS CON ATENCIÓN Y REPETIMOS CUANTAS VECES SEA NECESARIO HASTA QUE ESTEMOS DENTRO DEL TEXTO COMO SI DE UN CUADRO SE TRATARA.

Jesús llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros.

Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni provisiones, ni dinero; que fueran calzados con sandalias y que no tuvieran dos túnicas.

Les dijo: «Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir. Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos».

Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo.

Palabra del Señor.

 

NOS PREGUNTAMOS:  ¿QUÉ DICE EL TEXTO[1]?

Si lo ubicamos en su contexto Mc 6,6b leemos: «Y recorría los pueblos del contorno enseñando». Aunque sus paisanos lo rechazan, veíamos en la lectio continua del domingo pasado, Jesús sigue enseñando por los alrededores de Nazaret, sometiendo a las fuerzas del mal, liberando a las personas, haciéndolas hijos/as de Dios.

En el texto podemos diferenciar en una primera parte varias acciones importantes:

1. Jesús llama y envía a los doce: enseguida nos remite el envío a la vocación. El número doce nos recuerda a los doce patriarcas, remitiéndonos a la intención que Jesús tenía en su proyecto de reino, de reconstruir la Alianza. Los cristianos hemos recibido una vocación misionera desde nuestro bautismo: una vocación de Amor para un anuncio explícito de ese Amor.

2. Envía de dos en dos: alude al derecho judío del testimonio. Lo confrontamos en Deuteronomio 19,15 y también se aplica a Jesús en Mt 18,16 y Jn 8,17. No los envía solos, tampoco predican en nombre propio sino que son testigos del mensaje recibido; deben ayudarse y apoyarse entre sí. Aparece la visión comunitaria de la misión: parte de la comunidad, se realiza en comunidad y apunta a la comunidad.

3. Jesús les da poder sobre los espíritus impuros: esta prerrogativa suya se la transmite a los discípulos: expulsar demonios. Los cristianos también estamos llamados a expulsar los demonios del mundo, empezando por los nuestros: el egoísmo, el orgullo, la soberbia, el odio, venciéndolos con el poder de Jesús.

4. Y ahora las instrucciones de Jesús que indican la radicalidad con la que tiene que vivir y caminar el misionero. Son mandatos de Jesús que hay que obedecer.

a) La indumentaria: nos da seguridad;

Una túnica: signo de pobreza para hacer creíble el evangelio a los pobres y a todos, para decir a los hombres que Dios es lo fundamental y nada más; el bastón: símbolo de defensa de los animales o asaltantes; las sandalias: digno del caminante, que tiene que avanzar superando los obstáculos o las piedras del camino.

Lo esencial en nuestra vida es el mensaje de Jesús, cómo entregarlo a los demás, cómo hacerlo creíble, cómo vivir desde él sin buscar más apoyo que el del Señor que da su gracia, que alimenta nuestra vida, que es providente, que camina con nosotros, que se verbaliza con su Espíritu en nuestros labios, en nuestra mirada, en nuestro corazón. Y más nada…dice un hermoso poema de Casaldáliga.

b) El comportamiento

Establece una regla para las casas. No cambiar de alojamiento, permanecer. Es decir, no escoger los lugares más cómodos donde haya agua, habitación independiente, buena comida, buena gente, etc. A veces toca en un ranchito;  otras, la comida es escasa; hay insectos, pero qué feliz se siente uno cuando acogemos la suerte de los pobres y ¡nos enriquecemos con ellos.!! En todo y por todo, el cristiano siempre ha de llevar la paz, una paz que se hace violencia interior frente a lo que siente y secunda el querer de Dios en su vida como lo mejor y más bueno, aunque no le guste.

c) La regla del testimonio: si nos rechazan, sacudir el polvo de los pies como un signo de advertencia de que no se está de acuerdo con la actitud de recibimiento ante el mensaje de Dios.

En resumen: Ellos fueron y predicaron. Estaban convencidos, habían visto y tocado al Verbo de la Vida y sintieron esa transformación de amor en sus vidas y se pusieron en camino. También nosotros/as hacemos lo mismo?

 

Y PASAMOS A LA MEDITACIÓN:  ¿QUÉ ME DICE A MÍ EL TEXTO?

¿Cómo siento la llamada de Dios en el hoy de mi vida? ¿Creo en que el Señor me capacita para realizar la misión? ¿qué espíritus inmundos contradicen el plan de Dios en mi vida, en la vida de mi comunidad? ¿Estoy confiada en que el Señor realiza su obra o me fio solamente de mis capacidades y talentos? ¿Permanezco de corazón en los lugares, situaciones y ministerios que el Señor en encomienda o prefiero estar en otros menos comprometidos? ¿De qué forma predico la conversión a los demás? ¿Doy testimonio de mujer convertida o en continuo proceso de conversión, asumiendo mis caídas, para levantarme?

¿Cuántas túnicas tengo, o sandalias, o bastones para realizar la misión? ¿me fio de la providencia divina o voy cargando con mis seguridades para que no me falta nada?

 

EN LA ORACIÓN: ¿QUÉ ME HACE DECIRLE EL TEXTO A DIOS?

Señor Jesús, que nos llamas en el Bautismo a una vocación misionera, y nos envías cada día a anunciarte con palabras y obras, te pedimos nos des el don del discernimiento para que no nos acomodemos y encontremos excusas al mandato misionero.

Gracias Señor, porque eres rico en misericordia y quieres que todos los hombres te salven y lleguen al conocimiento de tu verdad.

Danos la túnica de la transparencia para que podamos vivir en la verdad y convertidos a ti, podamos ser testimonio de tu amor en nuestras vidas.

Danos el bastón de la oración, de tu Palabra, de la eucaristía, de la comunidad para que podamos hacer frente a los enemigos del reino que continuamente nos acechan.

Danos las sandalias del pescador; esas que tu llevaste al hacer pescadores de hombres. Esas sandalias que nos recuerdan que a pesar de las durezas del camino, no estamos solos, tu siempre vas por delante, removiendo piedras, obstáculos, indicando la meta, y en ti confiamos.

Danos el don del desprendimiento, para que fiados de tu providencia podamos ir ligeros de equipaje llevando a los hermanos solo el mensaje de un amor que se hace palabra encarnada, comprensible para todos.

Danos el don de obedecerte para alcanzar la felicidad y la fidelidad.

N.M.C.P.

 

El siguiente vídeo pertenece a la Red Solidaria Internacional ARCORES:

 

[1] Leyendo a Fidel Oñoro saco estas notas y reflexiones