En Colombia, así como en muchos otros países del mundo, es frecuente encontrar santuarios o lugares de culto dedicados a algún aspecto de la vida de Jesús, a la Virgen María o a un santo en particular, que están bajo el cuidado y fomento espiritual de comunidades, congregaciones u órdenes religiosas, bien sea porque éstas los han erigido o porque alguna autoridad eclesiástica (e incluso civil) se los han confiado.

Tal es el caso, entre otros, del santuario de Nuestra Señora de Chiquinquirá (Boyacá) de los Frailes Dominicos; del santuario del Niño Jesús del 20 de julio en Bogotá de los Salesianos; de la basílica del Señor de los Milagros en Buga (Valle del Cauca) de los Redentoristas; del santuario de la Virgen de los Dolores de Manare (Paz de Ariporo, Casanare) de los Agustinos Recoletos y, por supuesto, de la Capilla de La Merced de Cali de las MISIONERAS AGUSTINAS RECOLETAS.

Ésta última, (adjudicada precisamente a las religiosas por una autoridad civil a partir de 1887), se incorporó al convento adjunto que ellas ya habitaban desde 1825, quedando no solo a cargo de la edificación más antigua y emblemática de Santiago de Cali, construida por los frailes Mercedarios sobre el lugar donde se celebró la Misa de la fundación de la ciudad en 1536 y en la que éstos vivieron hasta su expulsión en 1821; sino del fomento y cuidado del culto a la Virgen María bajo las advocaciones de Nuestra Señora de La Merced, presente desde la llegada de los conquistadores españoles; de Nuestra Señora de los Remedios, traída al convento desde las montañas de la región en 1580 y de Nuestra Señora de la Consolación, entronizada en 2017.

Sin embargo, de las tres, la de más arraigo popular, quizás por su prodigioso hallazgo en poder de los indígenas y su posterior traslación a la Iglesia de La Merced, es la Virgen de Los Remedios o “Montañerita Cimarrona”, imagen tallada en piedra policromada que lleva en sus brazos al Niño Jesús y cuya fama de “milagrosa”, le valió no solo el nombre que lleva, de Remedios, sino el haber sido proclamada como Reina del Valle del Cauca y patrona de la Arquidiócesis de Cali, cuyo 50 aniversario de creación celebrado el 20 de junio de 2014, fue la “excusa” para adjudicarle esa fecha como la propia de su festividad en el ámbito local por disposición episcopal.

Este año 2021, (segundo de la pandemia), se celebró su fiesta, de manera más sencilla, respetando los protocolos de seguridad, con su novena y triduo ante el Santísimo Sacramento como preparación entre el 11 y el 19 de junio, y la Misa solemne del 20 de junio a las 9:00 a.m., presidida por el Arzobispo de Cali, Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía, en compañía del capellán de La Merced, P. Ramiro Campos Charry, del diácono Hugo Fernando Ochoa, del seminarista, (autor del Himno a Nuestra Señora de los Remedios y en este caso maestro de ceremonias y acólito), Santiago Vidal Roldán; con el apoyo en las lecturas de las hermanas Ana Joaquina Mariño y Blanca Edilma Tapasco, y en la sacristía de la Hna. María Isabel Chávez; con el acompañamiento musical del maestro Gustavo Valencia; siendo transmitida a través del Facebook live del Convento de La Merced y fotografiada por el director del Museo; ambientada en su decoración floral por José Rubiel Muñoz, colaborador del Convento de La Merced, gracias al patrocinio de la familia Carvajal, (devota por generaciones de la “Montañerita Cimarrona”), y con la asistencia de la Comunidad M. A. R. en pleno, “recogida” en el “corito” de Remedios, de las Pías Discípulas y de numerosos fieles que, pese a las circunstancias, quisieron cumplir su cita anual con la Madre de Dios.

Queda la esperanza del regreso paulatino a la normalidad, no sin desechar las enseñanzas de la pandemia, para que este particular apostolado encomendado a las Misioneras Agustinas Recoletas pueda continuar con renovadas fuerzas y creativas estrategias, y se logre el propósito de llevar muchas almas a Dios por la mediación de la Santísima Virgen.

Alejandro Archila Castaño (Director del Museo de Arte Colonial y Religioso La Merced)