Semana Santa 2016

San Francisco-estado Zulia. Venezuela

                                             

“Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama; lo pone en el candelero para que los que entran tengan luz”.Lc 8,16

Una semana santa llena de entrega, misión y sobre todo Vida, en Jesús Resucitado.

Dios nos pone en el camino muchas oportunidades y experiencias que nos permiten ser mejores personas, aprender de nuestro caminar y seguir adelante, enderezando paso a paso. En nuestro camino pone personas, situaciones y momentos concretos para fijar nuestra atención en Él y descubrir lo que nos quiere decir.

       Esta Semana Santa siento que Dios encontró la manera perfecta para cautivarme a través de la maravillosa experiencia que fue nuestra misión de Semana Santa 2016. Convivimos 22 jóvenes de las Juventud Agustino Recoleta (JAR) de la localidad del Colegio Santa Rita de Maracaibo-Estado Zulia, junto a la hna. Ilianis Marval, actual asesora del movimiento y el padre José Antonio Barboza, sacerdote diocesano, quién nos ofreció esta oportunidad y el espacio en el liceo Arquidiocesano Juan Hilario Bosset, donde aprendimos a juntar nuestros esfuerzos, a trabajar en equipo y a vivir en comunidad a pesar de ser un grupo heterogéneo en cuanto a edad.

       Nuestro lugar de misión, escogido por Dios, fue el Barrio Carabobo, ubicado en el municipio San Francisco, del estado Zulia, desde el sábado 19 de marzo hasta el domingo 27 de marzo del 2016. Dios se mostró en su infinita misericordia en cientos de rostros que estuvieron allí para recibir nuestras catequesis, evangelización, charlas… En un intento por dejarles algo del Dios VIVO que nos alegramos de profesar y realmente, fue mucho más lo que pudimos aprender de ellos en ese intento por enseñarles algo.

       Convivimos con una comunidad generosa en lo poco, en cuanto a lo material y dadivosa en lo mucho en cuanto al carisma, el cariño y las ganas por seguir adelante en un país que nos hace el día a día cada vez más difícil. Una comunidad que participó activamente de todo lo que para ella se dispuso y que nos enseñó que hay más alegría en dar que en recibir y que nadie es TAN pobre que no tenga NADA que dar.

       Tuvimos una experiencia cercana con Dios en la oración, en la Eucaristía diaria, que para muchos de nosotros fue una experiencia nueva, pero que asumimos con la alegría del Dios resucitado que estábamos por proclamar en la vigilia Pascual.

       Finalmente, Dios nuevamente haciéndose presente y ¡Resucitó!… ¡Verdaderamente, ha resucitado! Pudimos exclamar junto a la comunidad entre la tristeza de saber que nuestra experiencia estaba por terminar. Nos llevamos la alegría de una comunidad VIVA que demuestra que, ante la adversidad, la medicina perfecta es una buena sonrisa, la oración y la confianza puesta en Dios.

       No queda más que decir ¡Gracias! Al Dios de la vida, por ponernos esta experiencia en el camino… Ojalá podamos compartir nuevamente con esta alegre comunidad porque ¡LA FE ES VIVA, CUANDO SE COMPARTE!

Ernesto Da Costa. 20 años.

Estudiante de Comunicación Social

 

 

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